La Tierra y Venus comparten muchas similitudes, pero la diferencia más significativa radica en las condiciones extremas del segundo planeta de nuestro sistema solar. Venus presenta una superficie extremadamente caliente y una atmósfera densa compuesta por gases tóxicos y ácidos.
Sin embargo, investigaciones recientes plantean la posibilidad de que este entorno inhóspito no sea completamente desfavorable para la vida. Un equipo de biólogos moleculares de la Universidad de Cardiff, en el Reino Unido, y del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, sostiene que las nubes venusianas podrían albergar biomasa. Aunque las probabilidades de supervivencia para los microbios son bajas, esta teoría merece atención y estudio adicional.
En un artículo publicado en la revista Astrobiology, el equipo de científicos liderado por William Bains afirma que, si bien la búsqueda de vida en Venus se basa en especulaciones, no se puede descartar por completo la posibilidad.
La posibilidad de que Venus albergue vida se ha vuelto más factible tras el descubrimiento de rastros de gas fosfina en su atmósfera en 2020. La fosfina se forma como resultado de procesos biológicos y geológicos, lo que ha generado un intenso debate científico.
Aunque la superficie de Venus es inhóspita en términos habitables, con temperaturas promedio de 464 °C, el descubrimiento plantea nuevas perspectivas. Los procesos químicos que sustentan la vida requieren de un solvente, como el agua en el caso de la Tierra, pero estas temperaturas extremas hacen que cualquier líquido sea incompatible. Sin embargo, el cielo venusiano muestra temperaturas más moderadas en comparación con la superficie, a pesar de estar cubierto de nubes de ácido sulfúrico.
Investigaciones anteriores habían demostrado que el ácido sulfúrico podría emplearse como solvente, generando la posibilidad de que haya vida, pero no en el sentido habitual, ya que el ARN y el ADN son inestables en entornos con ácido sulfúrico. Sin embargo, las bases nucleicas, componentes fundamentales de ambos, tendrían un comportamiento distinto.
Los investigadores colocaron diferentes bases nucleicas en ácido sulfúrico a una concentración de 81 a 98 %, con el resto de agua. La adenina, la citosina, la guanina, la timina (elementos básicos del ADN) y el uracilo (del ARN) se mantuvieron estables durante varias semanas a una temperatura ambiente que rondaba entre los 18 y 21 °C, similar a la de las nubes de Venus.
Esto significa que, en teoría, las mismas bases nucleicas podrían soportar las nubes de ácido sulfúrico de Venus.
«Aunque la vida en Venus sigue siendo una especulación, y aunque la mayor parte de la comunidad [científica] crea que hay bajas probabilidades de que exista vida en las nubes de Venus, ninguno de los argumentos descarta la posibilidad de que haya vida allí», afirmaron los investigadores.