Siempre hemos tenido barcos petroleros y metaneros. Ahora tenemos a X: transporta literalmente electricidad

Que haya enormes buques cruzando los océanos con tanques repletos de crudo o gas natural licuado ya no sorprende a nadie, pero… ¿Y si en vez de combustibles fósiles lo que moviesen de un puerto a otro fuesen baterías cargadas con paneles solares o aerogeneradores, energía recabada en, pongamos, una planta fotovoltaica y descargada en una localidad situada a cientos de kilómetros? Quizás resulte una idea curiosa, pero el fabricante japonés PowerX está convencido de que tiene potencial y está dispuesto a perseguirla. Por eso ha diseñado el barco X.

Su objetivo: dar una vuelta al concepto de buque cisterna.

¿Qué es eso del «Battery Tanker X»? Un buque peculiar diseñado con un propósito no mucho más convencional: desplazar energía verde de un punto a otro del océano. Con semejante propósito, su impulsor, la compañía japonesa PowerX, ha ideado un navío cisterna dotado de 96 (2,5 MWh) baterías LFP que le permiten almacenar una carga equivalente a 241 MWh de energía limpia.

Sus impulsores la reivindican como una iniciativa pionera, «el primer battery tanker del mundo» pensado para conectar redes, islas y naciones. «Transporta gigavatios hora de electricidad a través de los océanos enviando la energía sobrante a quienes la necesitan», recalca PowerX, que incide en la idea clave de su proyecto: la redistribución, la posibilidad de unir productores y consumidores. «Hay mucha energía eólica, solar y térmica, pero no donde la gente más la requiere».

Pero… ¿Y cuál es su propósito? Ese mismo, el de llevar energía verde desde los puntos en los que se genera a otros en los que se demanda. Evidentemente hay otras opciones más allá de un buque cisterna con un centenar de baterías, como las conducciones por el fondo marino, pero PowerX defiende las ventajas de su idea. 

«Los océanos pueden ser profundos, con actividad sísmica, y la colocación de un cable submarino no siempre es ideal. El Battery Tanker puede conectar fuentes de energía a través de los océanos», razona la firma, con sede en Tokio. Habla desde la experiencia: Japón es un país rodeado de aguas profundas y propenso a seísmos.

¿Qué argumenta la empresa? «La solución basada en barcos resuelve problemas como los largos períodos de inactividad provocados por averías y reparaciones de cables submarinos, así como los elevados costes asociados a las conexiones y subestaciones de ultra alta tensión», recalca. Además de aprovechar por ejemplo los excedentes de electricidad generada con fuentes renovables, sus impulsores aseguran que los buques de carga permitirían desplegar parques offshore en zonas en las que ahora resulta complicado instalar cables.

¿Quién está detrás del proyecto? PowerX, compañía con sede en Japón que, claro está, no es imparcial al plantear la redistribución de energía. Establecida en 2021, se dedica a producir sistemas de almacenamiento y transferencia de energía y estaciones de carga para vehículos. Como señala New Atlas dispone de fábricas de baterías, por lo que se vería favorecida si su nueva idea sale adelante.

La compañía ya ha avanzado que durate el tercer trimestre establecerá una nueva firma, Ocean Power Grid, que se centrará de forma específica en el negocio de la transmisión de energía por mar con barcos cisternas para el transporte de energía. «Será responsable de la propiedad, venta y explotación de los buques de baterías tanto en Japón como en el extranjero», avanza la empresa. Por lo pronto, y aunque busca socios, ha firmado un memorando de entendimiento con Kyushu Electric Power y la ciudad de Yokohama para avanzar hacia la transmisión marítima.

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¿Y cómo es el barco? Sus impulsores reivindican que X será el primer navío de su tipo, un buque cisterna pensado para transportar energía limpia en baterías y de propulsión eléctrica. Aunque la compañía recalca que su propuesta es «escalable» y podrá adaptarse a «los requisitos de la misión», trabaja ya en un primer barco, el Battery Tanker X. El navío se ensamblará en Imabari, al sur de Japón, y debería estar listo para su primera expedición de prueba, si todo va bien, en 2026.

A la espera de su botadura, la compañía ha revelado ya las claves de su ficha técnica. El Battery Tanker X tendrá una eslora de 140 metros con una manga de 18,6 y 6 m de calado. Su arqueo bruto será de 800 TM. Con las baterías actuales el buque podrá desplazarse hasta 300 kilómetros, si bien la compañía confía en que a medida que aumente su densidad pueda lograr distancias mayores. «Podrá transportar más energía a distancias más largas», subraya.

¿Y las baterías? La compañía precisa que el sistema de baterías que utiliza se basa en su diseño patentado con celdas de batería de fosfato de hierro y litio (LFP), «seguras, fiables y que garantizan una vida útil de más de 6.000 ciclos», recalca.

Otra de las virtudes que destaca de su propuesta es la naturaleza escalable: «Permite la instalación de baterías adicionales para crear buques de transporte eléctrico más grandes, como el Power Ark 1000, o incluso de mayor tamaño para satisfacer los requisitos de misiones específicas». Las baterías se fabricarán en la prefectura de Okayama y espera tenerlas para mediados de 2024.

¿Cómo plantea el futuro? «Históricamente las densidades de las baterías han aumentado y los precios han disminuido de forma constante. A medida que pasa el tiempo, la economía del envío de electricidad será mejor», reivindica PowerX: «A medida que aumentan las densidades de las baterías y disminuyen costos, Battery Tanker transferirá más energía a distancias más largas de manera más eficiente».

No es el único aspecto en el que han pensado sus impulsores. Se han fijado también en otra infraestructura que puede contribuir a la viabilidad de su modelo: las centrales térmicas o nucleares jubiladas, dotaciones que proponen adaptar para que operen como «puertos de conexión». «Se estima que para 2060 más de 1.000 plantas de energía térmica serán desmanteladas en todo el mundo, lo que creará oportunidades para usar la infraestructura existente para conectar el Power Ark», reflexiona. Aprovechar esas instalaciones permitirá reducir los costes iniciales.