Por qué proteger la salud de los murciélagos puede prevenir la propagación de enfermedades en los humanos

Científicos del Reino Unido consideran que el coronavirus que causó la pandemia, que se inició con casos de personas con COVID-19 en China a fines de 2019, tendría su origen evolutivo en especies de murciélagos de herradura. Hicieron un estudio en el que incluyeron un llamado a hacer vigilancia sobre las poblaciones de murciélagos en todo el mundo.

Esos animales son los únicos mamíferos capaces de volar. Desempeñan un papel ecológico vital como polinizadores, controladores de plagas de insectos y pequeños vertebrados y también desarrollan un importante papel en la dispersión de semillas. Muchas plantas tropicales dependen por completo de los murciélagos.

En colaboración con una red de conservacionistas de murciélagos, un equipo formado por investigadores del Imperial College de Londres y del University College de Londres, analizó muestras fecales de murciélagos del Reino Unido en busca de coronavirus.

Los resultados del trabajo fueron publicados en la revista Nature Communications. Allí los científicos reportaron sobre la circulación de cuatro especies de coronavirus, dos de ellas nuevas, entre las 16 especies de murciélagos a las que se les tomaron muestras.

Tomaron muestras en 16 especies de murciélagos que habitan en el Reino Unido y encontraron la circulación de cuatro especies de coronavirus, dos de ellas nuevas (Bat Conservation Trust)

Tras los hallazgos, los científicos afirmaron que “es de vital importancia que se adopte un enfoque integrado de conservación ecológica que incluya el mantenimiento de la protección legal, en lugar de la destrucción de la fauna silvestre y su hábitat, en los futuros esfuerzos para mitigar el riesgo zoonótico”. Es decir, no solo se debe vigilar y proteger a las poblaciones de murciélagos sino también a los ecosistemas que habitan.

Aunque algunos de estos coronavirus están relacionados con los que causan el COVID-19 y el MERS, ninguno es actualmente capaz de infectar a los humanos.

El equipo identificó dos especies de alfacoronavirus, un coronavirus relacionado con el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y un sarbecovirus. El virus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, también es un sarbecovirus.

Luego, los investigadores estudiaron la posibilidad de que estos virus se dispersen o derramen e infectaran a los humanos. Para ello, crearon “pseudovirus”, portadores de la proteína que el virus utiliza para unirse a las células huésped, pero que no pueden replicarse.

Por el momento, ninguno era capaz de infectar células humanas. Pero uno de los sarbecovirus hallados en una muestra del murciélago pequeño de herradura era capaz de unirse a ACE2, el receptor que el virus SARS-CoV-2 utiliza para entrar en las células humanas.

Los científicos reportaron sobre la circulación de cuatro especies de coronavirus, dos de ellas nuevas, entre las 16 especies de murciélagos a las que se les tomaron muestras (Getty)

Ese sarbecovirus sólo pudo entrar en las células humanas en un laboratorio cuando había una sobreabundancia de ACE2, lo que sugiere que necesitaría más adaptaciones si quisiera infectar a los humanos.

Es más probable que los virus salgan de los animales salvajes cuando entran en contacto más estrecho con los humanos. La pérdida de hábitats y los cambios en el uso del suelo en todo el mundo están relacionados con una mayor probabilidad de cruce zoonótico, según advirtieron los científicos.

El investigador principal, el profesor Vincent Savolainen, del Centro Georgina Mace para el Planeta Vivo del Imperial College de Londres, afirmó “La colaboración con una red de conservacionistas y rehabilitadores de murciélagos ha sido muy fructífera a la hora de documentar la diversidad de coronavirus presente en los murciélagos británicos, y que hasta ahora se había pasado por alto”.

“Este trabajo de colaboración sienta las bases para futuros esfuerzos de vigilancia zoonótica y conservación, dada la importancia que los murciélagos desempeñan en nuestros ecosistemas”, expresó.

El coautor del estudio, el profesor François Balloux, Director del Instituto de Genética de la UCL, sostuvo: “En muchas partes del mundo tenemos una vigilancia de los patógenos que circulan en humanos y animales domésticos, pero no tanto en la fauna salvaje. Una mayor vigilancia debería mejorar la preparación de la sanidad pública y la seguridad alimentaria, además de ser beneficiosa para la conservación de la biodiversidad”. El trabajo publicado fue financiado por una subvención de urgencia COVID del NERC.

Los científicos consideran que se hace vigilancia de los patógenos que circulan en humanos y animales domésticos, pero no tanto en la fauna salvaje

Los murciélagos son un gran grupo de mamíferos, y su diversidad significa que pueden albergar una serie de virus potencialmente patógenos. Aunque en Asia, África, Oriente Próximo y Europa se han realizado estudios sobre los virus de los murciélagos, en el Reino Unido se habían pasado por alto para estudios genéticos detallados, aparte de los lisavirus de los murciélagos europeos causantes de la rabia.

Los autores consideraron que se deben fortalecer los esfuerzos de conservación de los murciélagos y minimizar la destrucción de su hábitat para prevenir la propagación de más enfermedades zoonóticas.También se debe desarrollar un programa de vigilancia que detecte periódicamente posibles patógenos.

Lisa Worledge, Jefa de Servicios de Conservación de la Bat Conservation Trust, comentó que “nuevas técnicas como la utilizada en este trabajo están aumentando nuestros conocimientos y ponen de relieve la importancia de proteger la naturaleza. Este trabajo es un magnífico ejemplo de la colaboración entre investigadores y conservacionistas por el bien común”.

El murciélago cola de ratón (Tadarida brasiliensis) habita desde el sur de los Estados Unidos hasta Sudamérica. Se detectó que algunos ejemplares de esa especie en Argentina pueden tener alfacoronavirus

En la Argentina, tres estudios científicos han permitido saber cuáles son algunos de los coronavirus que infectan a las 68 especies de murciélagos que habitan en el país. Por el momento, no se ha reportado la presencia de “betacoronavirus”, que son precisamente el género de coronavirus que han dado lugar a pandemias.

Como informó Infobae el 11 de febrero pasado, los tres estudios fueron realizados por investigadores del Instituto de Ecología, Genética y Evolución, que depende del Conicet y la UBA, el Instituto ANLIS/Malbrán, la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de Rosario, entre otros.

“La vigilancia de virus en murciélagos es una herramienta clave para prevenir y llegar a detectar tempranamente a los patógenos con capacidad para generar brotes. Son estudios interdisciplinarios desde el paradigma Una sola salud, que conecta la salud animal y humana”, dijo a Infobae el doctor Humberto Debat, investigador en virología del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) e integrante de Proyecto País, el consorcio de vigilancia genómica del coronavirus del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.

“Por el momento, solo se ha confirmado la presencia de alfacoronavirus en los murciélagos. En el futuro, se podrían hacer más estudios de genoma completo de los virus en todo el territorio para fortalecer la vigilancia de zoonosis”, comentó Debat.