Los filtros en redes sociales llevan acompañándonos unos cuantos años. Cada vez hay más y más sofisticados. Y cientos de estudios señalan los efectos que estos tienen en las personas, desde impactando en la autoestima de cada uno hasta teniendo el poder de popularizar ciertos estándares de belleza. Pero, como toda tecnología, llega un día en el que surge un punto de inflexión, una disrupción inesperada que lo cambia todo. Algo que saca un debate a relucir y nos hace cuestionarnos todo.
Ese momento ha llegado.
El pasado domingo, las redes sociales y muchos de los medios tecnológicos como el nuestro nos hacíamos eco de un nuevo filtro de TikTok. Llamaba la atención por ser uno de los más realistas que jamás hayamos visto en una aplicación.
Como la mayoría de filtros, utiliza un tipo de tecnología de reconocimiento facial que mapea algorítmicamente las características faciales de la persona buscando diferencias y contrastes. Una vez que ha detectado todos esos puntos, aplica una especie de «malla» que señala dónde están las diferentes características y la inteligencia artificial las distorsiona o les aplica cambios, según crea conveniente según su aprendizaje automático.
El filtro en cuestión se llama «Bold Glamour», pero a diferencia de otros en los que si te pasas la mano por la cara, canta demasiado que hay un filtro encima, aquí es todo bastante natural, pareciendo que estamos viendo la cara real de una persona con unos toques de maquillaje. Vamos, que no parece un filtro. Además, los usuarios pueden moverse y gesticular en la pantalla sin que al filtro le pase nada, algo increíblemente realista.
pic.twitter.com/2DAVupi9QB
— memo akten (@memotv) February 26, 2023
Concretamente, tal y como han analizado en detalle nuestros compañeros de Genbeta, le aporta a tu cara los estándares de belleza que han sentado la mayoría de celebrities actuales como pueden ser las Kardashian: labios más carnosos, pómulos más marcados, nariz estrecha, cejas hacia arriba, un toque de «foxy eyes», nada de ojeras ni arrugas ni tampoco surco labiogeniano. Todo aquello que aparece cuando te vas haciendo mayor. En las redes hay quien habla directamente de volver a la adolescencia.
Igualmente subrayable es el sesgo sexista parece tener el algoritmo en este caso. Cuando el efecto se usa en mujeres, da como resultado una imagen estereotípicamente más «femenina», dándole un aspecto maquillado y, como hemos mencionado antes: sombra de ojos, relleno de labios y cejas levantadas. Pero el resultado final es completamente diferente para los hombres, donde apenas hay una ligera «mejora», pero no parece que se añada maquillaje. Es como si TikTok quisiera que supiéramos que, cuando eres mujer, tienes que lucir perfecta en redes sociales.
The effect seems to do different things to different ppl. On men in general it’s very subtle (not so subtle on women, much harsher & unrealistic expectations). But even on men it’s not just «makeup», it makes structural changes (which is trivial once it builds the face 3d mesh). pic.twitter.com/K47mJx1XOu
— memo akten (@memotv) February 27, 2023
Y ha sido precisamente el lanzamiento del filtro «Bold Glamour» de TikTok, lo que ha hecho preguntarse a muchos usuarios si la tecnología ha ido esta vez demasiado lejos. Primero, por el simple hecho de que si nadie te dice que es un filtro, no te das cuenta. Y segundo, porque podemos pensar que la gente es en realidad así de guapa y crearnos falsas inseguridades. Por supuesto, todas estas preocupaciones son válidas, pero para criticar algo así, quizás debamos mirar con lupa cómo es la sociedad en sí. Y por qué nos ha llevado a crear filtros como este.
Más filtros, más cirugías
Al final, la tecnología es un reflejo de la sociedad. Y este filtro lo que ha hecho es reflejar los sesgos y los problemas que ya tenemos. Vivimos en la era de la cirugía estética donde los procedimientos cosméticos como puede ser el Botox o el BBL (levantamiento de glúteos brasileño), se han multiplicado en los últimos años. En Magnet hemos hablado de ello y de cómo algunas modelos han sentado las bases de todas estas cirugías generalizadas en el mundo.
Pero por otro lado, existe cierto círculo vicioso. Y es ahí donde está el problema. Los filtros no solo responden a los estándares de belleza existentes, sino que los estándares de belleza de la vida real están cambiando en respuesta a los filtros. De hecho, tal y como se comenta en este reportaje de BBC, las adolescentes que usan filtros son más propensas a considerar la cirugía estética y los cirujanos plásticos señalan un aumento en el número de clientes que solicitan cirugías que las hagan parecerse más a sus filtros.
El Boston Medical Center habla de este nuevo fenómeno conocido como «dismorfia del selfie» para referirse a un nuevo tipo de pacientes que están acudiendo cada vez más a las consultas de los cirujanos plásticos.
Y el problema es aún peor si tenemos en cuenta que estos filtros tienden a tener prejuicios raciales, basados en características estereotípicamente «blancas». El filtro «Teen», por ejemplo, hace que cualquiera parezca un adolescente. Y varios expertos han criticado este producto porque normaliza la sexualización de los niños, haciendo que cualquier persona mayor pueda posar eróticamente como un o una adolescente y engañar al resto de usuarios.
Problemas de autoestima y trastornos
Por otro lado, decenas de estudios recientes evidencian que los filtros han hecho que los usuarios se vean más feos y tengan más inseguridades, logrando un peor bienestar psicológico. Esta investigación, por ejemplo, descubrió que cuando a las niñas de 14 a 18 años se les mostraban selfies originales y retocadas, estaban menos satisfechas con ellas y sus cuerpos.
Otra investigación realizada por Dove sugiere que el 85 % de las niñas había usado una aplicación de retoque a la edad de 13 años y que 1 de cada 2 dice haber tenido baja autoestima por el contenido de belleza tóxico en las redes sociales.
Este otro estudio de la Universidad Oberta de Catalunya va más allá y concluye que este tipo de filtros pueden llevar a un síndrome bautizado como trastorno dismórfico corporal (o TDC). Se trata de una percepción distorsionada de la imagen que se tiene de uno mismo y esto lleva a desarrollar comportamientos obsesivo-compulsivos. Y lo más preocupante es que normalmente aparece antes de la mayoría de edad, a los 16 años.