Nigeria está luchando contra la fiebre de Lassa, una enfermedad mortal transmitida por roedores que ha causado la muerte de 85 personas este año y ha infectado a más de 2,600 individuos hasta la fecha.
Las autoridades locales han informado que, aunque el número de casos de este año es similar al del peor brote registrado el año pasado, las muertes han disminuido ligeramente.
La fiebre de Lassa es considerada uno de los patógenos con mayor potencial para causar una pandemia, junto con el ébola, el COVID-19 y el zika, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para hacer frente a esta situación, el gobierno nigeriano está implementando medidas preventivas que incluyen desratización masiva y campañas de sensibilización comunitaria.
El ministro de Estado de Medio Ambiente, Iziaq Salako, ha subrayado la importancia de reducir la población de roedores portadores del virus, con un enfoque particular en las comunidades y estados más propensos a la enfermedad.
La fiebre de Lassa tiende a prevalecer durante los meses de invierno y puede presentar una amplia gama de síntomas, desde dolores de cabeza y musculares hasta vómitos y diarrea.
Sin embargo, aproximadamente una de cada cinco personas afectadas experimenta sangrado en los ojos, la nariz, la boca y la vagina, lo que puede conducir a complicaciones graves e incluso a la muerte en un plazo de dos semanas.