Mujer declara tener una conexión erótica con la naturaleza, específicamente con un árbol

Sonja Semyonova, residente de Vancouver de Columbia Británica, en Canadá se sentía sola y empezó una relación erótica con un árbol: “Me llena un vacío”, aseguró.

Sonja, de 45 años, se define como “ecosexual”. Una tarde en la que salió a pasear comenzó una relación “erótica” con un árbol y eso le cambió la vida. Ahora su historia se viralizó y generó controversia, reseñó el portal informativo de msn.

«La mujer señala que todo comenzó cuando se mudó a su actual barrio en el invierno de 2020, en plena pandemia. Allí, en medio del caos por el confinamiento comenzó a salir a pasear. Fue durante uno de esos paseos cuando, al pasar por delante de un gran roble cercano a su casa, comenzó a tener experiencias “eróticas”, ya para el verano de 2021», señaló el medio Daily Star.

“La presencia que siento con el árbol es lo que estoy buscando”, aseguró y sostuvo que nadie la hizo sentir como lo hace él porque ahora está “protegida”.

Asimismo, insistió en que esta relación “ha llenado un vacío” en su vida. “La sensación de ser pequeñita y sostenida por algo tan sólido, la sensación de no poder caer. Había estado anhelando esa oleada de energía erótica que viene cuando conoces a una nueva pareja”, explicó.

Con respecto al inicio de su relación, sumó: “Estuve caminando por un sendero cerca del árbol cinco días a la semana durante todo el invierno. Noté una conexión con el árbol. Había un erotismo con algo tan grande y tan viejo que me sujetaba”.

De igual manera, indicó que no participa en actos físicos con él y dice que los sentimientos que obtiene de la naturaleza no son necesariamente los mismos que los de la sexualidad humana. “Un gran error es pensar que la ecosexualidad significa sexo entre las personas y la naturaleza, es una forma diferente de explorar lo erótico”, aclaró.

El término ecosexual viene del prefijo eco (del grc: οἶκος) («casa», «morada») que hace referencia a la rama de la biología que estudia las relaciones de los diferentes seres vivos entre sí y con su entorno: «la biología de los ecosistemas» y al desarrollo de una sexualidad saludable.

Es una «clase de identidad de amantes sexuales del planeta que establecería que “la Tierra es nuestra amante.”

La ecosexualidad o movimiento ecosexual defiende el activismo, el arte, lo natural, la sanación y el placer. No está ligado propiamente a la relación sexual, sino que apunta a lo sensorial.

El olor a agua de rosas, el contacto de los pies con las olas, los rayos del sol bañando la piel y otras sensaciones simples cargan de erotismo esta tendencia en la que la Madre Tierra se transforma en Amante Tierra.

Desde hace unos años, el término ecosexual se usa para referirse a quienes salen con otras personas cuyos intereses son similares en cuanto a prácticas y creencias ambientales. Hoy la corriente se expande.