La NASA tiene pensado ya dónde podrán aterrizar los próximos astronautas que pisarán la Luna

La NASA tiene pensado volver a la Luna, pero primero la agencia espacial debe decidir dónde aterrizará su futuro módulo lunar. Este fin de semana, la agencia reveló las 13 zonas cercanas al polo sur de la Luna donde aterrizará la futura misión Artemis 3, que tendrá como objetivo llevar a un hombre y a una mujer a la superficie lunar.

Cada una de esas regiones tiene unas dimensiones aproximadas de 15 por 15 kilómetros, y todas ellas contienen múltiples zonas de aterrizaje separadas por un radio de unos 100 metros. “Una región podría considerarse como un parking entero, mientras que cada uno de los huecos para estacionar el coche podría ser donde aterrizase el módulo lunar”, explicaba Jacob Bleacher, científico jefe de exploración de la NASA.

La NASA recopiló datos sobre esas regiones por medio de la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), que se lanzó en 2009 y todavía sigue orbitando a la Luna. La sonda LRO ha estado mapeando las regiones polares de la Luna, y ha resultado esencial para ayudar a la NASA a determinar dónde podrá aterrizar en futuras misiones lunares. Artemis 3 tiene la vista puesta en el polo sur de la Luna, un área que ha sido de gran interés ya que puede contener hielo de agua en sus regiones en sombra. El agua en la Luna podría ser una gran ventaja para futuras misiones de exploración espacial, ya que brinda a los astronautas un recurso valioso que permitiría establecer una base fija en la superficie lunar.

El polo sur tiene zonas que están envueltas permanentemente en oscuridad, mientras que otras áreas se encuentran bañadas constantemente por la luz solar. “Encontrar ubicaciones con una cantidad de luz superior al promedio nos permite diseñar sistemas que aprovechen la luz para el control térmico y energético”, dijo Bleacher. “De ese mismo modo, las ubicaciones en sombra permanente que hay en los polos nos brindan la oportunidades de obtener agua y otros elementos volátiles que quedan atrapados ahí”. Entonces, si bien el polo sur tiene ciertas ventajas, la NASA también tiene muchos problemas técnicos que tener en cuenta antes de decidir dónde aterrizar.

“Las zonas de aterrizaje de las misiones Apolo estaban en la zona central del lado más cercano a la Tierra, y ahora vamos a un lugar completamente distinto, en un terreno geológico diferente y antiguo”, dijo Sarah Noble, directora de ciencia lunar de las misiones Artemis. La NASA montó un equipo de científicos e ingenieros encargado de analizar datos de muchas décadas para evaluar zonas de aterrizaje en las regiones del polo sur que garantizasen un aterrizaje seguro, facilidad en las comunicaciones y una serie de condiciones lumínicas adecuadas. Después de dos años de análisis, el equipo dio con 13 posibles regiones donde aterrizar cerca del polo sur.

La agencia espacial buscará ir eliminando regiones de esa lista a medida que se acerque la fecha del lanzamiento de la misión Artemis 3. Está previsto que esa misión tenga lugar en 2026 o posiblemente más adelante. Solo se puede llegar a algunas de esas zonas de aterrizaje en ventanas de lanzamiento muy específicas, por lo que la agencia espacial dejará varias opciones para gozar de algo más flexibilidad para que se produzca el despegue de la misión Artemis 3 a lo largo del año.

El cohete SLS de la NASA en el que viajará el módulo de aterrizaje se encuentra actualmente en la plataforma de lanzamiento del Centro Espacial Kennedy, esperando a que se produzca el despegue de la misión Artemis 1, que no será tripulada. Esta misión está actualmente programada para el 29 de agosto, aunque podría acabar postergándose al 2 o al 5 de septiembre. La misión Artemis 2, que actualmente está programada para finales de 2024, tendrá tripulación y viajará hacia la Luna, pero no aterrizará en su superficie. Este será el trabajo de la misión Artemis 3, que podría partir como pronto en 2026.

A diferencia de las misiones Apolo, el programa Artemis no solo quiere que los astronautas aterricen sobre la luna durante un período breve. Su objetivo es establecer un puesto de contacto continuado en nuestro satélite, ya sea en órbita o directamente sobre su superficie. Este proyecto servirá como trampolín para un proyecto mucho más ambicioso: el primer viaje humano hacia Marte.