La fascinante araña que parece una moneda

Imagine ir caminando por el campo en México, Guatemala o el sur de Estados Unidos, o tal vez en China, Vietnam, Laos o Tailandia, y encontrar en el suelo una moneda, del diámetro aproximado de un céntimo de euro, de color negro, similar al hierro viejo, y unos patrones irregulares que, a simple vista, no se aprecian con detalle.

Al agacharse a recogerlo, sin embargo, sucede algo inesperado. La moneda se mueve sola. Y es que no es una moneda, sino el opistosoma de una araña, lo que comúnmente se conoce como abdomen.

Cyclocosmia ricketti

El género ‘Cyclocosmia’

El opistosoma de las arañas del género Cyclocosmia es muy peculiar; en lugar de ser redondeado, como es habitual en las arañas, está truncado, parece como seccionado por algún tipo de guillotina diminuta. El final se extiende en forma de disco, endurecido y firme, que puede asemejarse a una moneda u otro tipo de reliquia antigua. Se denomina disco opistosomal.

Se conocen pocas especies de ‘araña moneda’. Hasta 2005, solo se habían identificado cuatro especies: tres en Norteamérica y la otra en China. Sin embargo, en los últimos años, varias investigaciones han sacado a la luz hasta siete especies más, presentes en distintos lugares del Sudeste Asiático, hasta entonces desconocidas.

Aunque son arañas verdaderamente sorprendentes, con un aspecto que despierta la curiosidad, no son comunes en las colecciones científicas. Su rareza se debe, por un lado, a unos requisitos de hábitat muy exigentes, y por otro lado, a su capacidad de camuflaje, que las hace muy difíciles de encontrar. Es muy probable que aún existan unas cuantas especies desconocidas por la ciencia, esperando a ser descubiertas.

La especie más recientemente descubierta es C. ruyi, descrita por Kun Yu y colaboradores, de la Universidad de Hebei, en China. El estudio científico en el que se describe la especie se publicó en la revista Biodiversity Data Journal, en abril de 2023.

Un escudo con forma de moneda

A diferencia de las arañas de jardín que conocemos en España, la ‘araña moneda’ no teje su telaraña en las ramas de los árboles. Su comportamiento se asemeja más al de las tarántulas, excavando agujeros en el suelo, donde tienden trampas a sus presas.

Esos agujeros también tienen función defensiva. Y es que ese opistosoma truncado y aplanado como una moneda cumple una función de escudo. Cuando la araña quiere defenderse, excava un túnel del mismo diámetro que su disco opistosomal. Se introduce entonces, cabeza abajo y bloquea la entrada con el disco, que se camufla como si fuera un guijarro o una piedra pequeña, permitiéndole a la araña pasar desapercibida ante depredadores potenciales.

Poco se sabe de los hábitos reproductores de este grupo de arañas y la mayor parte se ha descubierto recientemente. Durante la investigación que permitió el descubrimiento de Ciclocosmia ruyi, Yu y sus colaboradores obtuvieron cápsulas de huevos, que fueron estudiadas y criadas en el laboratorio. Esto permitió conocer los detalles del desarrollo, y particularmente, descubrir que el disco opistosomal, su rasgo más característico, se forma durante el segundo estadio larvario.

¿De dónde salen los patrones?

En el disco opistosomal de una ‘araña moneda’ hay varios detalles. En la parte externa del disco, destaca una serie de hendiduras en sentido radial, creando un margen tenuemente lobulado. En el centro, tres pares de estructuras ovoides, dispuestas simétricamente, recorren el área de arriba abajo, en tamaño decreciente —las superiores son las más grandes—, y entre ellas, una serie de nódulos redondeados completan el patrón, cuya forma varía entre especies e incluso entre ejemplares.

Para los investigadores, es poco probable que la evolución las haya seleccionado estas hendiduras y marcas por su aspecto externo, sino más por su funcionalidad interna.

El exoesqueleto del escudo es muy grueso, y para sostenerlo es necesaria una musculatura fuerte. Además, al tener el opistosoma más corto que otras arañas, esos músculos deben ser más cortos de lo habitual, por lo que ha de compensarse con un mayor grosor. Todo esto hace que las estructuras para la inserción de la musculatura en el exoesqueleto sean gruesas y voluminosas: crestas y nódulos que crecen desde el exoesqueleto, hacia el interior del animal, y que se traducen, en el exterior, en esas marcas y patrones intrincados y llamativos, que le dan el aspecto de moneda antigua.