Hungría ha dado este martes un paso en el camino que en otros lugares ha conducido a la prohibición del aborto. El Gobierno ultraconservador de Fidesz ha aprobado un decreto que obliga a las mujeres que quieran abortar a escuchar antes el latido del corazón del feto. Es la primera vez que el Ejecutivo de Viktor Orbán aprueba una norma que afecta, aunque por ahora indirectamente, al aborto. Su alianza con países del ámbito ultraconservador que ya están inmersos en su cruzada contra la interrupción voluntaria del embarazo y su apuesta por políticas natalistas tenían a los grupos de defensa de los derechos de la mujer en guardia desde hace tiempo.
El Gobierno establece la obligación, a partir de este jueves 15 de septiembre, de que el formulario de solicitud de aborto incluya la garantía del ginecólogo de que ha mostrado a la mujer una “clara identificación de los signos vitales del feto”, que toda la prensa húngara interpreta como los latidos del corazón del feto, aunque no lo mencione expresamente. La norma, publicada en el boletín oficial de este martes, recuerda a la ley de Texas (EE UU) en 2011 que obligaba en la práctica a la mujer a ver una ecografía y escuchar las palpitaciones del feto antes de abortar. Fue uno de los primeros pasos de ese Estado que fue pionero en EE UU en la prohibición total.
Comparado con Polonia, socio iliberal de Hungría donde el aborto está prácticamente prohibido en todos los supuestos, Budapest tiene una legislación más abierta desde los años cincuenta. La ley de 1992 permite a la mujer abortar libremente hasta la semana 12, y hasta la 24 en varios supuestos, aunque obliga a un periodo de espera para recibir información sobre opciones alternativas. El Gobierno de Fidesz, en el poder desde hace 12 años, ha asegurado en varias ocasiones no tener intención de restringir este derecho.
El Ejecutivo lleva tiempo, sin embargo, dando algunas señales que han preocupado a los movimientos de derechos de las mujeres. En 2020, Hungría firmó la declaración del Consenso de Ginebra junto a países como EE UU, cuando aún estaba presidido por Donald Trump, Brasil, Egipto o Uganda, y solo Polonia como Estado miembro de la UE. El documento defendía la familia tradicional y condenaba el aborto.
En un discurso anterior a las elecciones presidenciales, la nueva presidenta del país, Katalin Novák, que antes fue ministra de Familia, hizo unas declaraciones a favor de los movimientos provida que hizo saltar todas las alarmas, como recuerda Euronews. Aunque Novák no dio detalles, muchos interpretaron sus palabras como un prólogo al endurecimiento de la ley del aborto. Una reforma de la Constitución de 2012 ya defendía desde entonces “la vida del feto desde la concepción”. Aunque en la práctica ese artículo no se tradujo en una restricción del aborto, unos meses antes el Gobierno había financiado una campaña antiabortista con fondos europeos, lo que le valió una reprimenda de Bruselas, como recuerda AFP.
Fidesz dedica un 5% del Producto Interior Bruto (PIB) del país a políticas que fomentan la familia tradicional y promueve leyes homófobas que le han costado choques abiertos con la Unión Europea. En su empeño por aumentar la natalidad, el Gobierno ha lanzado medidas como préstamos en condiciones ventajosas para los padres o la devolución del 100% de los impuestos a las familias con hijos.
En un comunicado de este martes, el Ministerio del Interior, responsable del decreto, justifica la introducción de la condición de escuchar el latido en la adopción de unas directrices del Colegio Profesional de la Salud. Según esa guía sobre los riesgos en el embarazo, se recomienda emplear dispositivos para detectar las palpitaciones para poder ofrecer más información a las mujeres. “Casi dos tercios de los húngaros asocian el comienzo de la vida con el primer latido del corazón”, señala el departamento de Sándor Pintér.
La oposición considera muy grave que el Gobierno haya aprobado esta medida sin consultar al Parlamento —donde, de todas formas, la supermayoría de Fidesz le garantiza un rodillo para aprobar toda ley que presente—. Judit Ráczné Földi, de Coalición Democrática (DK), ha considerado que este decreto de “inspiración ultraderechista” es similar a otros que han servido de primer paso hacia la prohibición del aborto, según cita el medio local Index.
Una representante del partido de ultraderecha, Dóra Dúró, ha celebrado una modificación de la ley por la que su partido, Nuestra Patria (Mi Hazank), lleva tiempo abogando. “Durante al menos unos segundos, la madre podrá escuchar al feto antes de que se realice el aborto”, ha escrito en Facebook.