Olivia Farnsworth, una niña del Reino Unido, ha desconcertado a la ciencia al ser el único caso conocido en el mundo de una persona que no experimenta sensaciones de dolor, hambre ni sueño.
Este fenómeno extraordinario se atribuye a la falta de la monosomía 6 completa, una pérdida genética que normalmente sería incompatible con la vida humana. Sin embargo, en el caso de Olivia, se sugiere que podría faltarle una parte específica de dicho cromosoma.
Este caso excepcional ha llevado a que Olivia sea apodada internacionalmente como la «niña biónica».
A esta rara condición se le llama ‘analgesia congénita‘ y se cree que afecta a solo 100 personas en todo el planeta, al menos en algún síntoma: falta de sueño, hambre o dolor, pero jamás los tres.
La sorpresa
Saltó a la fama en Huddersfield, Inglaterra, su pueblo natal, cuando fue arrollada y arrastrada por un vehículo por más de 20 metros. Para sorpresa de muchos, lejos de sentir dolor o expresar angustia, se paró del asfalto sin pestañear y le preguntó a sus familiares “qué había sucedido”, refiere El Tiempo.
La menor tenía marcas de neumáticos en su pecho y tenía quemaduras de segundo y tercer grado en sus extremidades. Cuando fue atendida en un centro asistencial, los especialistas se percataron de que su reacción al dolor y otros estímulos era totalmente nula.
«El desorden cromosómico le hace inmune al dolor y no tiene ninguna sensación de peligro”, le contó su madre, Niki Trepak, al ‘Daily Mail’ inglés.
«Ella no siente hambre, así que no puedo amenazarla como a otros niños diciéndole que si no comes no tendrás esto porque a ella no le molesta», agregó.
Por ahora se desconoce si existe un tratamiento específico para tratarla. Sin embargo, se dice que existe un equipo de especialistas que investigan sus reacciones cerebrales para intentar identificar la causa de su ausencia de dolor.
Aunque este caso se dio a conocer hace tres años públicamente, se mantiene vigente. En ese momento la niña tenía 13 años, en la actualidad no hay mayores datos de ella pero se dice que al pasar el tiempo desarrolló una extraña mutación llamada «síndrome de dorso plano», que afecta su capacidad para desarrollar músculo y tejido graso.