Distritos energéticos, una opción sostenible para RD

El sector eléctrico de Re­pública Dominicana, por décadas, ha navega­do entre debates, propuestas e inversiones que buscan eficien­tizar esa industria. En 2022, el Sistema Eléctrico Nacional In­terconectado (SENI) cerró con una capacidad instalada total de 5,075.5 megavatios (MW), basada principalmente en el recurso térmico o derivados del petróleo.

Para el director de estrategia de expansión en SENSA, Juan Roberto Tejada, es importante analizar el mercado energéti­co local, un tema que tiene un impacto significativo en el país caribeño. En ese sentido, des­taca que, si bien la nación pro­duce suficiente energía para satisfacer la demanda actual, enfrenta desafíos críticos en la distribución y transmisión que resultan en la pérdida de aproximadamente el 35% de la energía generada.

Es la razón por la cual señala la necesidad de un enfoque di­ferente. En lugar de seguir bus­cando maneras de aumentar la producción de energía, sugiere que es fundamental evaluar cómo se consume.

De hecho, destaca que hasta que no se comprendan a fon­do los patrones de consumo, el país no podrá controlar la de­manda energética. «Mientras no tengamos claro cómo esta­mos consumiendo, nunca va a disminuir la demanda, sino que va a seguir incrementando por el mal uso que le estamos dan­do a la misma», advierte Tejada.

Para lograr un crecimiento sostenible, es esencial estable­cer regulaciones para edifica­ciones y desarrollos. Estas regu­laciones ayudarían a controlar el crecimiento descontrolado de la demanda energética. Ade­más, propone la idea innovado­ra de descentralizar la demanda energética en ciertos sectores, como la industria hotelera.

SOLUCIONES

Ante la situación actual, el es­pecialista plantea implementar los denominados distritos ener­géticos. Se trata de evaluar las necesidades de las estructuras en desarrollo para poder com­partir producción de energía.

“Imaginemos un polo turís­tico en desarrollo, como Cabo Rojo. Si logramos descentrali­zar la demanda energética de los hoteles en este lugar, po­dríamos reducir la inversión inicial necesaria en gran medi­da. Esto se debe a que una de las inversiones más significa­

INNOVACIÓN

tivas al construir un hotel es la infraestructura mecánica, y si esta infraestructura se encuen­tra fuera del establecimiento se pueden compartir recursos eficientemente”, explica Tejada.

En otras palabras, es com­partir y distribuir la genera­ción energética de acuerdo con la demanda en determinados momentos del día. No se limi­ta solo a la idea de descentra­lización; también promueve la eficiencia energética a través de parámetros de diseño.

“No tienes que tener cuarto de máquinas o una lavandería por cada hotel, sino que centra­lizas todo y logras potencializar los recursos aunado a esto. Se está proponiendo que también se tenga un parámetro de dise­ño para todas las unidades ho­teleras”, detalló.

Tejada argumenta que las regulaciones que establezcan ciertos estándares de aisla­miento en cristales y envolven­tes de edificios pueden resultar en un consumo de energía mu­cho más eficiente.

GENERACIÓN

Tejada destaca la importancia de que el aumento en la eficien­cia energética se acompañe de un enfoque en construcciones sostenibles. Para él, esto no se limita a la estética verde, sino a estrategias prácticas que se adapten al clima tropical de República Dominicana. En sus palabras: «Estamos en el trópi­co, queremos aire acondiciona­do, tenemos que hacer un en­volvente para poder mantener ese aire lo más que podamos adentro.»

También plantea la idea de la cogeneración de energía a tra­vés de turbinas de gas. Además, toma en cuenta la necesidad de abordar la limitada dispo­nibilidad de agua potable. Por eso propone la instalación de una desaladora, que permitiría suministrar agua potable a de­sarrollos de gran envergadura. Esta instalación estaría equipa­da con un intercambiador de ti­tanio, lo que permitiría aprove­char lo que él llama «free cool».

El proceso implica enfriar el agua para su uso en los ho­teles aprovechando la tempe­ratura de la línea de absorción de la planta. Además, el calor residual generado por la tur­bina que alimenta la planta se utilizaría en un proceso que él denomina «freeharing,» pro­porcionando calor de manera eficiente.

Tejada subrayó que la ener­gía necesaria para todo este de­sarrollo provendría principal­mente de fuentes sostenibles, como parques eólicos y solares cercanos. Cualquier necesidad adicional se abordaría a través de generadores. Este enfoque integral y diversificado contri­buiría a la estabilidad y sosteni­bilidad del suministro energéti­co en la región.

“Es algo que también se pue­de implementar en la industria para controlar los picos, que generan apagones en el Gran Santo Domingo, más que nada por el estrés de la infraestruc­tura de distribución”, destacó. De lograrse que una iniciativa industrial de almacenamiento en las horas suaves, o de poca demanda, entiende se lograría reducir el estrés en la infraes­tructura.

TAXONOMÍA VERDE

Cuando se trata de financiar estas iniciativas, para el espe­cialista es crucial que se com­prenda que la inversión no pro­vendrá únicamente de fuentes gubernamentales. “Lo que aquí se está apostando es que de igual forma sea una inversión público-privada”, aclaró.

En ese sentido, enfatizó que, en un esfuerzo por impulsar la inversión en energía renovable y la sostenibilidad, se está desa­rrollando una iniciativa local de lo que se conoce como «Taxono­mía Verde».

Esta se centra en la obtención de fondos de bancos locales, es­pecíficamente fondos verdes, diseñados para promover la inversión en infraestructura energética que conduzca a una mayor estabilidad en el uso de energías renovables.

Fuente: ElDinero.do