Un poderoso incendio iniciado en el Parque Nacional Rapa Nui ha dañado las icónicas figuras de piedra de la Isla de Pascua. Las autoridades todavía están tratando de entender las causas del incidente y el alcance de los daños, pero sospechan que podría tratarse de un hecho intencionado.
El fuego comenzó cerca de la zona del volcán Rano Raraku y ha devorado en total más de 100 hectáreas de terreno. Toda la zona, que está declarada como Patrimonio Natural de la UNESCO, contiene cerca de 400 moáis, las famosas estatuas de piedra de la Isla de Pascua que dejó atrás el pueblo indígena Rapa Nui.
El daño a las estatuas es “irreparable y con consecuencias más allá de lo que ven tus ojos”, dijo en un comunicado Ariki Tepano, director de la comunidad Ma’u Henua, que es la encargada de administrar el parque nacional en la isla. “Los moai están totalmente carbonizados y se puede ver el efecto del fuego sobre ellos”.
Las autoridades no dudaron en señalar que todo apuntaba a un episodio provocado por la mano del hombre, ya que muchos criadores de caballos y de vacas hacen quemas “controladas” de los pastizales de la isla. “Todos los incendios en Rapa Nui son provocados por el ser humano”, dijo Pedro Edmunds Paoa, alcalde de Rapa Nui. “El daño causado por el fuego no se puede deshacer. El agrietamiento de una piedra original y emblemática no se puede recuperar, por más millones que se inviertan en ella”.
La isla, que se encuentra a 3500 kilómetros de la costa oeste de Chile, no cuenta con trabajadores suficientes para las labores de prevención de incendios, como se quejan los funcionarios del parque natural. “Muchos de estos conflictos tienen que ver con el plan de prevención”, explicaba Paoa. ““En prevención de incendios, tenemos un parque de 16 mil hectáreas, que es un museo al aire libre más grande del mundo, y es emblemático porque es patrimonio de la humanidad. Es lo más relevante que tiene Chile, y no está cuidado”.
A raíz del incidente, el presidente chileno, Gabriel Boric, ha anunciado que instaurará una brigada forestal permanente en la isla con la esperanza de que sucesos así no se vuelvan a repetir.