A principios de 1996 aparecía una pregunta de un tal Lawrence en comp.lang.java, un foro de Usenet dedicado al lenguaje Java. El chico tenía una duda técnica y pedía ayuda. Luego firmaba: «Gracias, Larry Page».
Resulta que Lawrence era el co-fundador de Google, y como él, otros grandes emprendedores y leyendas vivas de la tecnología acudieron a internet para buscar ayuda o simplemente para compartir su idea de futuro. Linus Torvalds, Jeff Bezos, Mark Zuckerberg o Brian Armstrong también lo hicieron. El resto, como suele decirse, es historia.
Hasta los grandes fueron pequeñitos una vez
Evidentemente casi nadie sabía quién era Larry Page ni que su proyecto (que desarrollaba junto a Sergey Brin) acabaría derivando en uno de los mayores imperios tecnológicos de todos los tiempos.
Como se indicaba en este debate iniciado por Paul McKellar en Twitter, no fue el único que pidió ayuda u opinión a la hora de iniciar su proyecto y ponerlo en marcha. Tenemos uno de los casos más célebres con Linus Torvalds, el creador de Linus, que el 25 de agosto de 1991 escribía un mensaje en comp.os.minix (otro foro de Usenet) que se ha convertido también en histórico.
Decía lo siguiente:
Otro mensaje mítico es el que publicó Jeff Bezos en el foro ba.jobs.offered (también de Usenet, que era el Reddit de la época). En él Bezos buscaba programadores «extremadamente talentosos» para ayudarle a la hora de ser «pioneros en el comercio en internet».
Esas historias demuestran cómo quienes crean empresas de todo tipo buscan ayuda y opinión como lo haría cualquier otra persona. No son los únicos casos, desde luego, y es curioso recordar cómo Mark Zuckerberg creó FaceMash, predecesora de Facebook.
Aquel polémico sitio web para estudiantes de la Universidad de Harvard permitía votar si una chica del campus era o no atractiva. Aquello provocó que la junta de administración de Harvard le sometiese a un tercer grado del que salió indemne, y aquello acabaría dando lugar a la creación su red social, Facebook.
Por entonces Zuckerberg tenía su blog en la plataforma Live Journal, y aunque aquellos posts se perdieron, alguien los rescató y los ha publicado. En ellos se ve cómo el creador de Facebook iba contando cómo en la noche del 28 al 29 de octubre de 2003 creó FaceMash porque «necesito algo que mantenga mi mente ocupada».
Muchos otros comparten sus ideas en internet antes de lanzarlas para buscar validación y sugerencias. Uno de los que lo contó recientemente fue Brian Armstrong, que en 2012 publicó un mensaje en Hacker News comentando su idea y buscando un cofundador para su proyecto.
A pesar de las críticas que recibió, Armstrong acabó haciendo realidad aquella idea. Su objetivo era plantear una forma de facilitar las transacciones con «monedas digitales, como bitcoin o algún derivado de ella». Él creía en el futuro de las criptomonedas: fundó Coinbase y acabó lanzándola a bolsa hace unas semanas. Hoy es multimillonario, y cuando contaba la historia de esos comienzos, también hacía una reflexión importante: «Supe que no tenía que tomarme los comentarios negativos demasiado en serio».