Crisis de suministros, comercio e inflación toma desprevenida a Latinoamérica

El comercio mundial lleva dos años noqueado por la pandemia. Primero fue el cierre de fábricas y fronteras, y después, una inasumible demanda en un contexto de gran incertidumbre y problemas sobrevenidos, como la invasión rusa de Ucrania. Todo ello se está traduciendo en una galopante inflación que toma a América Latina desprevenida y sin recursos.

Un grupo de expertos consultados por Efe, entre ellos policy makers (formuladores políticos), representantes del sector privado y analistas de organismos internacionales, mantienen opiniones ligeramente discrepantes acerca de los problemas en la cadena de suministros, las restricciones en el comercio mundial y la forma en que esos dificultades impactan a las finanzas, el comercio y las empresas de la región.

Así, hay quien opina que la inflación, la estrechez energética y el atasco en la cadena de suministros causarán una crisis de grandes proporciones, como en la década de los setenta, y quien considera que es posible encontrar alternativas para garantizar el abastecimiento energético, y la producción y distribución de mercancías.

A juicio de Ignacio Guerrero, subsecretario de Economía del segundo Gobierno del chileno Sebastián Piñera (2018-2022), “la característica central de esta crisis es la incertidumbre”, porque en gran medida se debe a los cierres y los cortes en la producción debido a las restricciones sanitarias para contener la covid-19.

Y como “la pandemia no ha terminado y se han vuelto a producir restricciones estrictas en Asia, esto podría seguir causando problemas en los suministros”, a lo que hay que añadir la guerra en Ucrania, “que tampoco parece tener un final cercano”, añade.

Un análisis con el que coincide Alejandro Urzúa, profesor de Economía de la Universidad Andrés Bello y socio director de OpenBBK Consultores Financieros (Chile), para quien “la crisis energética y el atasco en la cadena de suministros están generando complicaciones importantes, como inflación y desabastecimiento”.

Y advierte: “La posibilidad de que se esté acercando una crisis mundial puede tener un impacto negativo tanto en el crecimiento como en el valor y la disponibilidad de los productos”.

Según la opinión recogida de varios expertos de la División de Recursos Naturales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), cuya directora es Jeannette Sánchez, la región está sometida a una “gran presión en un escenario de alta incertidumbre y tendencia a nuevos procesos de regionalización”.

Esto se debe “al conflicto de Rusia con Ucrania, en un contexto de varias crisis globales acumuladas e irresueltas, tanto de tipo económico (2008-2009), como ambiental y sanitario (pandemia), lo cual está afectando al desarrollo social, el crecimiento y los presupuestos públicos”, puntualizan.

Por ello, en su última proyección, la Cepal redujo sus estimaciones para la región en este año al 1,8%, un crecimiento económico “muy bajo para confrontar los problemas serios de pobreza y desigualdad”.

La inflación promedio de la región sube y se acerca a los dos dígitos (8,1%), “con países que superan en mucho ese promedio. Este desempeño de todos modos esconde una realidad heterogénea que depende mucho de la calidad de exportador/importador neto de los países de la región en términos de alimentos, energía y otros suministros básicos”, apuntan los expertos de la Cepal.

Y aunque el panorama en América Latina es heterogéneo, está claro que “provoca en general mayor desaceleración, inflación, pobreza y desigualdad en la región”. El organismo de la ONU considera “urgente impulsar la integración regional y repensar las cadenas de valor para que la región tenga una mayor participación en ellas y en nichos de mercado más dinámicos y menos volátiles que las materias primas”.

Para Marcelo Elizondo, analista y consultor en negocios internacionales, presidente del Capítulo Argentino de la International Society for Performance Improvement (Argentina), la situación no reviste una gravedad extrema.

“No creo que vayamos a un problema tan grande como en la década de los setenta, porque hoy hay una evolución tecnológica que permite una respuesta mayor”, dice, pero agrega que es probable que se produzcan muchos cambios en las relaciones entre los países.

Y añade que “es posible que comiencen a generarse agrupamientos de países, lo que se llama el ‘friendshoring’ (limitar el comercio de insumos clave a países confiables), las cadenas de valor internacionales empiezan a tener eslabones entre países que confían entre sí”

“En la década de los setenta no había demasiadas alternativas a la energía fósil”, mientras que ahora “las inversiones pueden empezar a buscar otras fuentes” (hidrógeno, energía solar, energía eólica). “La respuesta tecnológica será veloz”, asegura.

Por su parte, Sergio Guzmán, director de la consultora de riesgos políticos Colombia Risk Analysis, vaticina en materia de inflación “un choque externo bastante grande, que va a ser difícil de enfrentar para muchos países, especialmente aquellos que no producen sus propios combustibles”, como por ejemplo Perú, Ecuador, Chile, y quizás también Paraguay y Argentina.

“La inflación afectará muchísimo”, recalca, y por eso “todos los bancos centrales están tomando medidas para enfrentarla”. Se avecina para América Latina “un choque externo que la región no va a poder enfrentar sola”, a pesar de las políticas que adopten al respecto algunos Gobiernos.