La ONG Human Rights Watch (HRW) pidió a la comunidad internacional que paralice las deportaciones y expulsiones de haitianos debido al empeoramiento de la situación humanitaria en Haití y la amenaza de un brote de cólera que recuerda al de 2010, que se prolongó durante más de ocho años y dejó casi 10,000 fallecidos.
«La comunidad internacional debe responder con urgencia a esta extremadamente grave amenaza para la salud y la vida, en particular para los niños pequeños y otras personas vulnerables», pidió el investigador para las Américas de HRW, César Muñoz.
La sucesión de crisis en que vive sumido a Haití ha llevado a que la ONU detecte por primera vez en este país a personas en el peor nivel de inseguridad alimentaria, catalogado de «catastrófico» y que, extendido en el tiempo, puede llevar a la declaración de hambruna en un determinado territorio.
El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó de que ya hay unos 100,000 niños con desnutrición aguda grave y ha expresado una especial preocupación por unos 8,000 menores de cinco años de Cité Soleil, debido a la «amenaza combinada» del hambre y el cólera.
Desde que se confirmó el primer caso de cólera el pasado 2 de octubre de 2022, el brote se ha extendido rápidamente y hay ya más de 800 casos sospechosos, siendo una cuarta parte de ellos de niños menores de nueve años, mientras que hay al menos 78 positivos confirmados.
«Los niños pequeños son particularmente vulnerables a la enfermedad y pueden morir muy rápidamente si no reciben tratamiento», advirtió este martes Mumuza Muhindo, responsable en Haití de la ONG Médicos sin Fronteras (MSF), que opera en Puerto Príncipe, la capital.
Muhindo alertó de que los casos se están extendiendo desde las áreas centrales de la capital y «aumentan cada día», por lo que HRW ha instado a la comunidad internacional a que responda «con urgencia» para evitar que se produzcan pérdidas de vidas.
En este sentido, Human Rights Watch precisó que, pese a que distintas organizaciones internacionales y locales ya han comenzado a distribuir medicamentos y equipo a los hospitales, al tiempo que ya se trabaja para introducir vacunas contra el cólera en Haití, es necesario «mucho más» para evitar «un desastre sanitario».
«Para hacer frente a la violencia de las pandillas, que es un impedimento para la entrega de ayuda, las autoridades deben garantizar que el sistema de justicia comience a funcionar nuevamente», ha destacado la ONG ante la inseguridad que vive el país después de registrarse ataques contra edificios de la Justicia haitiana.
La detección de cólera en Haití ha agitado el temor a una enfermedad prevenible pero potencialmente mortal. En un momento delicado en términos políticos, sociales y económicos, el país más pobre del hemisferio occidental trabaja ya contrarreloj para evitar una nueva epidemia como la que vivió entre 2010 y 2019.
Una negligencia de los ‘cascos azules’ de la ONU provocó en octubre de 2010 un brote de cólera que no se extinguió hasta ocho años y medio más tarde, con 820.000 casos y casi 10.000 muertes de por medio. Desde entonces, el Ministerio de Salud local y sus aliados internacionales trabajan para que, al menos, nunca más se llegue a este nivel.
A los desafíos médicos se suman también los logísticos, ya que la violencia de grupos armados que afecta principalmente a la capital haitiana y sus alrededores hace que sea «difícil» acceder a ciertas zonas, según el primer informe de la OMS tras la confirmación del brote.