La comparación es ofensiva para los animales y especies que viven en los espacios señalados como selvas o junglas, donde hay reglas y se cumplen, porque de ello depende la supervivencia.
En nuestra zonas, que eufemísticamente llamamos ciudades, se imponen los ignorantes, guapos, aburridos y frustrados, que se hacen denominar ciudadanos y algunos hasta presumen de un patriotismo que se limita a la expresión.
Hay una ley, la 63-17, el legislador pasó años estudiándola, para finalmente aprobarla con 60 reglamentos, que después quedaron en 30 y luego en 10.
Las violaciones a las normas de tránsito, no se cumplen en ningún punto del territorio y nos quedamos impávidos cuando nos presentan la cantidad de muertes que originan los accidentes.
En la tarea de irrespetar las normas de tráfico estamos todos, conductores de vehículos privados o públicos, camioneros, guagueros, taxistas y motociclistas.
Los campeones son los motociclistas y después los taxistas, bajo esta última denominación se incluye a los de Uber.
El principal problema del país y lo seguirá siendo, es el tránsito y no se ve así, la solución no está en el Intrant y la amplísima cantidad de artículos que lo sustentan.
Debiera comenzarse con la comprobación de qué conocimientos tienen los que son dotados de una licencia.
Sugiero, para comenzar, la aplicación de nuevas exigencias para los que reciben el documento por primera vez y un reexamen para los demás.
Es utópico lo que planteo, porque los gobiernos son populistas y más aún cuando se está próximo a los procesos electorales.
Mientras, continuarán las muertes en calles y carreteras y más personas sufrirán percances de salud, heridas y muerte por discusiones en las vías públicas!