EFE.-La decisión del gobierno italiano de obligar a los trabajadores públicos y privados a tener el pasaporte sanitario, el primero de Europa en hacerlo, siembra las dudas en cómo se aplicará en las grandes empresas y la reacción de los trabajadores, porque hay millones de personas mayores de 30 años aún no han sido vacunadas.
La primera reacción de los trabajadores que no han querido vacunarse ha sido de rabia. «Pues me dejaré el sueldo en test, no me pienso vacunar», explica Jasmine, empleada en un bar que «tiene miedo» a la vacuna y tampoco la obligación «me lo va a quitar», observa indignada.