Un conjunto de mujeres ha alzado su voz, denunciando haber experimentado acoso sexual en el sistema de transporte masivo, el Metro de Santo Domingo. Estos actos de acoso incluyen tocamientos indebidos y masturbación contra sus cuerpos mientras viajan de pie en el tren.
Una de las denunciantes mencionó la dificultad de identificar a los perpetradores debido al tumulto de pasajeros.
Otra víctima, cuya identidad se mantiene en reserva, compartió su experiencia, expresando su frustración. Comentó que, en cierta ocasión, cuando intentó señalar al agresor dentro del vagón, muchas personas le dijeron que lamentablemente sería imposible identificarlo.
«Estoy llorando por la impotencia que siento en este momento. En el metro de Santo Domingo @opret_rd @metrosd_rd, hay mujeres que están siendo acosadas por individuos despreciables. Lo peor de todo es que en muchas ocasiones (como hoy fue mi caso), debido a la multitud, estos individuos se mueven rápidamente y cuando te volteas para enfrentarlos, ya han desaparecido», manifestó.
Continuó expresando: «Cuando me encontraba en esa situación dentro del vagón, la mayoría de las personas me dijeron que así es, lamentablemente, ya no sabrás quién fue… ¿Debo quedarme tranquila? ¿Debo aceptar lo que me hicieron y ya está? ¿Debo fingir que no me tocaron? Mi cuerpo es inviolable».
En una publicación en su cuenta de Instagram el pasado julio, esta actriz también compartió la denuncia de una seguidora cuya hija experimentó acoso en el metro. La joven se dio cuenta de que un hombre estaba demasiado cerca de ella «y se movió, sin darse cuenta de que su mochila estaba junto a él». «Ese individuo se estaba masturbando en pleno metro, y a las 6 de la tarde, cuando mi hija se bajó, se dio cuenta de lo que había ocurrido», dijo consternada.
Las seguidoras no tardaron en reaccionar: «Y sigue sucediendo. Imagina este incidente a las 8 de la mañana. Lo peor es que es más común en personas mayores», «A mí me sucedió un día y nadie me creyó. El hombre tenía un comportamiento extraño y hasta le hablé fuerte, pero nadie me creyó», «Es cierto, lo he visto. Una vez ocurrió en la estación de la bomba de Los Mina, y cuando lo noté, se bajó en la siguiente estación. Con el constante flujo de personas, la chica delante de él no se dio cuenta. Era un hombre de unos 35 años, disimulado, con ropa amplia para ocultar lo que estaba haciendo. Me sentí tan mal que lloré como si me hubiera pasado a mí».
Las denunciantes hacen un llamado a la intervención de las autoridades y a no normalizar este comportamiento tan alarmante, que podría resultar en un trauma para muchas mujeres.