La cantidad de estadounidenses que llegan a los 100 años o más se ha duplicado en la última década, según estadísticas. Aunque muchos atribuyen su longevidad a una actitud positiva, los expertos destacan que la relación entre la personalidad y el envejecimiento es más compleja.
David Watson, ex profesor de psicología de la personalidad, señala que ser escrupuloso, es decir, ser organizado y disciplinado, está más estrechamente relacionado con la longevidad. Las personas escrupulosas tienden a cuidar mejor su salud, como beber alcohol con moderación, llevar una dieta equilibrada y evitar conductas de riesgo.
La escrupulosidad puede aumentar con la edad, y talleres especializados pueden ayudar a mejorar la capacidad de autorregulación mediante ejercicios de puntualidad y seguimiento de metas.
La amabilidad también se relaciona con la longevidad, especialmente en situaciones de estrés. Las personas psicológicamente sanas tienden a recuperarse más rápido del estrés.
En resumen, una combinación de hábitos saludables, resiliencia y rasgos de personalidad como la escrupulosidad y la amabilidad contribuyen a una vida más larga y plena. Una actitud positiva, por sí sola, no garantiza la longevidad, pero forma parte de un estilo de vida integral para envejecer bien.