Un nuevo estudio publicado en la revista Scientific Reports concluyó que el entrenamiento de resistencia rejuvenece la piel al reducir los factores inflamatorios circulantes y mejorar las matrices extracelulares dérmicas.
Esto significa que antes de pensar en costosos tratamientos con el objetivo de lograr una piel más fresca y joven, conviene intentar primero comenzar una rutina de ejercicios de fuerza, con todos los beneficios para la salud integral que eso implica.
Satoshi Fujita es científico del ejercicio en la Universidad Ritsumeikan en Kyoto, Japón, supervisó el nuevo estudio y señaló que “la piel de las personas se volvió más joven a nivel celular” después de que comenzaron a hacer ejercicio. Y los efectos más pronunciados ocurrieron cuando levantaron pesas.
Los hallazgos “se suman a la evidencia que respalda que el ejercicio” de cualquier tipo “es beneficioso para la salud de la piel”, agregó Mark Tarnopolsky, profesor, médico y director de la Clínica Neuromuscular y Neurometabólica de la Universidad McMaster en Hamilton, Canadá, quien si bien no participó en la nueva investigación es un especialista en los vínculos entre el ejercicio y la piel.
Para el estudio, se analizaron los efectos en 56 mujeres sedentarias de mediana edad y se evaluó la elasticidad, el grosor y la estructura de las capas dérmicas de la piel de su rostro mediante ultrasonido y otras medidas (Getty)
“Comparamos los efectos del entrenamiento aeróbico y entrenamiento de fuerza sobre el envejecimiento de la piel durante 16 semanas en un grupo de mujeres japonesas sanas sedentarias de mediana edad”, describieron los investigadores en la publicación de sus conclusiones.
Y destacaron: “Ambas intervenciones mejoraron significativamente la elasticidad de la piel y la estructura dérmica superior, y el entrenamiento de fuerza también mejoró el espesor dérmico”.
Tras señalar que “después de la intervención de entrenamiento, la expresión de genes relacionados con la matriz extracelular dérmica aumentó en fibroblastos dérmicos primarios humanos normales”, los investigadores remarcaron que “este es el primer informe que muestra diferentes efectos del ejercicio en el envejecimiento de la piel e identifica los factores clave involucrados en el rejuvenecimiento de la piel inducido por el entrenamiento de fuerza”.
Sobre el estudio
Según los especialistas, el entrenamiento de fuerza puede ser una verdadera fuente de juventud si se lo aborda estratégicamente (Getty)
Para el trabajo, Fujita y su equipo reunieron a 56 mujeres sedentarias de mediana edad y evaluaron la elasticidad, el grosor y la estructura de las capas dérmicas de la piel de su rostro mediante ultrasonido y otras medidas. También extrajeron sangre, la revisaron en busca de una variedad de sustancias y agregaron gotas a las células aisladas de la piel facial en placas de Petri.
Luego, asignaron a la mitad de las mujeres a comenzar a andar en bicicleta durante 30 minutos, dos veces por semana. El resto empezó a levantar pesas, también durante unos 30 minutos, dos veces por semana.
Después de 16 semanas, los investigadores repitieron todas las pruebas. Y si bien vieron que las mujeres en general estaban más en forma si habían montado en bicicleta y más fuertes si habían levantado pesas -lo que indica los beneficios de ambos tipos de ejercicio-, observaron que su piel facial también había cambiado.
Según revelaron los autores del trabajo, “la piel del rostro había mejorado la elasticidad, lo que significa que estaba un poco menos flácido y volvía a tomar forma mejor cuando se estiraba”. Además, “su matriz extracelular, o el andamiaje biológico que proporciona estructura al tejido de la piel, también era más densa, mientras que los genes implicados en la creación del colágeno de la piel estaban más activos.
Sin embargo, sólo el entrenamiento de resistencia aumentó el grosor de la capa dérmica, aparentemente al aumentar la actividad de varios genes especializados que bombean proteínas diseñadas para construir y fortalecer el tejido conectivo.
Otras razones para hacer ejercicio de fuerza
El estudio concluyó que el entrenamiento de resistencia rejuvenece la piel envejecida al reducir los factores inflamatorios circulantes y mejorar las matrices extracelulares dérmicas (Getty)
El ejercicio de fuerza va más allá de tonificar los músculos y mejorar la apariencia física.
Y si bien la mayoría de las personas decide encarar una rutina de levantamiento de pesas con esos objetivos, los beneficios de un entrenamiento de fuerza van más allá, y se reflejan en la salud de los huesos y en el metabolismo en general. Sobre todo, después de los 40 años, edad en que el organismo tanto de hombres como mujeres sufre cambios propios del declive hormonal.
Es que a partir de los 30 años, el cuerpo pierde entre el 3 y el 8% de la masa muscular por década, y más después de cumplir los 60. La densidad mineral ósea también comienza a disminuir en la mediana edad, lo que pone a las personas en riesgo de sufrir fracturas y osteoporosis.
Francisco Ozores es profesor nacional de educación física y especialista en fitness y ante la consulta de Infobae acerca de por qué es importante el entrenamiento de fuerza para la salud de huesos y músculos en la vida adulta, señaló que “un punto interesante es el tema de la osteopenia, que ocurre a esa edad, la pérdida de la masa ósea y de la resistencia ósea que se provoca por múltiples cuestiones hormonales, pero también por la falta del entrenamiento de la fuerza”.
Para el especialista, “el entrenamiento de fuerza es un aliado para contrarrestar la osteopenia y la osteoporosis ya que al entrenar la fuerza se ‘obliga’ en cierta manera a estimular el reclutamiento de calcio, porque al tener los músculos fuertes eso lleva a que el hueso también tenga que ganar fortaleza, y de esta manera eso lleva a absorber otros minerales y al fortalecimiento músculo esquelético”.
Los beneficios de un entrenamiento de fuerza van más allá de lo estético, y se reflejan en la salud de los huesos y en el metabolismo en general (Getty)
Por otra parte, en la mediana edad, “se empieza a generar debilitamiento y acortamiento muscular por la rutina diaria, que lleva a la pérdida de la postura, la falta de flexibilidad, y a nivel muscular eso genera consecuencias”, aportó Ozores, quien resaltó que “el entrenamiento de la fuerza no sólo es beneficioso para músculos y huesos sino que colabora con la activación metabólica: cuantos más músculos activos haya, mayor va a ser el gasto energético diario, esto es, el metabolismo basal, o sea lo se que se gasta en el día a día con las tareas cotidianas aumenta al tener mayor masa muscular activa, por lo que como consecuencia se ayuda a contrarrestar el aumento de peso y mantenerse en un peso más equilibrado para cada organismo”.
El entrenamiento de fuerza puede ser una verdadera fuente de juventud si se lo aborda estratégicamente. En la juventud, las motivaciones suelen ser estéticas, dijo Amanda Thebe, una entrenadora personal con sede en Canadá que se especializa en trabajar con personas mayores de 40 años. Pero centrarse solo en grupos musculares aislados, como los abdominales o los bíceps, a menudo descuida otros músculos y no contribuye a la salud y la fuerza.
Para ella, “lo ideal es sumar ejercicios con movimientos compuestos, que trabajan varias articulaciones y músculos a la vez, como peso muerto y sentadilla”. “A partir de cierta edad se debe dar prioridad a losmúsculos centrales, que son los que van a contribuir a la fuerza general a medida que se envejece”.