A lo largo de tres largos días la India se ha dedicado a la tediosa tarea de drenar la presa de Kherkatta, una construcción inaugurada en los 80 en el estado central de Chhattisgarh. Los encargados de la misión usaron una bomba diésel para retirar dos millones de litros de agua, suficiente para regar 600 hectáreas de cultivos.
Hasta ahí todo normal. Nada que explique que semejante maniobra haya acaparado titulares en medios de alcance internacional, alguno de la otra punta del globo, incluidos las cadenas BBC y CNN o los diarios The New York Times, South China Morning Post y Daily Mail. Lo sorprendente es por qué se ha drenado la presa. Mejor dicho, quién lo ha ordenado y sobre todo por qué motivo.
La justificación del bombeo no fueron obras de mantenimiento, la decisión de trasvasar el agua a otro punto o cualquier otra resolución administrativa. Detrás de la orden está Rajesh Vishwas, un funcionario del departamento de alimentación, y sus razones para vaciar la presa eran bastante más mundanas: lo que quería era recuperar su móvil, un flamante Samsung de 100.000 rupias (1.200 dólares) que se le había caído en las turbias aguas de Kherkatta mientras se sacaba un selfie.
A la caza del Galaxy S23 Ultra perdido
La historia la ha revelado la BBC y hace bueno aquello de que la realidad supera con frecuencia a la ficción. Vishwas, de 32 años, estaba disfrutando de un picnic con amigos el 21 de mayo cuando, entre fotos, risas y bromas, su Samsung Galaxy S23 Ultra, comprado apenas dos meses antes, acabó sumergiéndose en el embalse de Chhatisgarh. El motivo: un mal movimiento mientras se sacaba un selfie.
Claro está, el descuido no hizo ni pizca de gracia a Vishwas, quien recurrió a vecinos de la zona para que buceasen en la presa y le ayudasen a recuperarlo.
«Como soy de aquí, unos aldeanos que saben nadar se lanzaron a buscar mi teléfono. Lo hicieron durante dos días. Como no lo encontraron, sugirieron sacar unos metros de agua. Les dije que el teléfono ya estaría estropeado, pero los lugareños, que tienen una buena relación conmigo, insistieron en que lo encontrarían por mí», relató el hombre a The Indian Express.
Dicho y hecho.
Vishwas asegura que contactó con un oficial del Departamento de Recursos Hídricos, quien le habría dado luz verde, y el martes alquiló una bomba diésel por 7.500 rupias con la intención de drenar un metro de agua del depósito durante dos días. Esto según la versión del funcionario, claro, que asegura haber actuado con un permiso verbal. Lo cierto es que lo ocurrido no ha gustado a las autoridades indias, que el viernes decidieron suspenderlo por «abusar de su posición».
«Sin solicitar el permiso del oficial competente evacuó laks [cientos de miles] de litros de agua en esta calurosa temporada de verano, algo que resulta inaceptable. Por todo ello, ha sido suspendido con efecto inmediato», detallan las autoridades. Sus cálculos apuntan a que el hombre habría extraído del embalse casi 21 lacks de litros de agua, equivalente a unos 2.100.000 l. Vishwas no lo tiene tan claro.
En medio de la tormenta que ha desatado su comportamiento, sobre todo en un país golpeado por las sequías, se ha defendido asegurando que la prensa exagera y la pérdida es mínima: «El agua del embalse solo la utilizan los excursionistas para bañarse y no para riego ni fines similares». Es más, asegura que cuando se dirigió al Departamento de Recursos Hídricos para drenar entre 0,9 y 1,2 metros de agua le dijeron que la operación incluso sería «beneficiosa para los agricultores». Otro de sus argumentos es que su teléfono incluía documentos confidenciales.
Si algo está claro, desde luego, es que semejante movilización y polémica le ha salido cara y le ha servido de bien poco. Vishwas recuperó su móvil, sí, pero… espóiler: cuando intentó encenderlo comprobó que estaba averiado.