A las 9:00 de la mañana de este jueves, 175 personas esperaban un turno en el Centro Sanitario Santo Domingo, ubicado en la calle Galván, para inocularse contra la fiebre amarilla.
El proceso consiste en anotarse en una lista para ir captando los solicitantes, quienes son depurados al ser llamados por sus nombres.
Una vez concluido ese paso, se procede a elaborar un segundo listado con los nombres definitivos de los presentes confirmados.
Según explicó una de las jóvenes que llevaba el control de la lista, esto se hace así porque muchas personas van en grupos y anotan a todos sus allegados y al momento de vacunar, muchas veces ni siquiera están en el centro. Otro motivo es que algunos gozan de poca paciencia y optan por abandonar, ya que el tiempo de espera, una vez abiertas las puertas, ronda las tres horas.
Los viajeros son llamados en grupitos de diez en diez y pasados al área de registro, donde les toman sus datos personales, se les pregunta el país de destino y se les llena la tarjeta de vacunación.
De ahí, son dirigidos a la sala de vacuna donde reciben el rápido pinchazo. A diferencia de la vacuna para el COVID-19 que requería un tiempo de observación de 15 minutos, los viajeros son despachados de inmediato para ingresar a un nuevo grupo.
Según informó el jefe de enfermería del Centro Sanitario, Juan Pérez, a una viajera que buscaba información, se le estaba dando prioridad a los viajeros que tenían vuelos comprados hasta el 4 de noviembre para que no perdieran la oportunidad de tomar el avión.
Un joven residente en Los Mina se quejaba de que llegó a las 4:00 de la madrugada y a las 10:00 de la mañana aún no había recibido la dosis.
“Ellos creen que uno se va a echar el día aquí”, dijo el hombre de espigada figura, que, aunque no quiso identificarse, confesó que el motivo de su viaje es llegar a Estados Unidos y que, como es barbero de profesión, ya tiene un trabajo asegurado en la tierra de George Washington cuando complete la travesía.
El residente en Santo Domingo Este andaba acompañado por dos primos y se asombraron que ya había 21 personas en espera cuando se presentaron al Centro Sanitario en la madrugada. Los chicos tienen viaje programado para el 3 de noviembre sin especificar cuál de las rutas posibles para cruzar la selva del Darién fue la elegida.
Muy cerca se encontraba una chica venezolana, residente en Bávaro, quien llegó a la Galván buscando una vacuna contra la fiebre amarilla para su hijo de dos años de edad.
Narró que tuvo que alquilar un carro y contratar a un chofer para salir a las 5:30 de la madrugada de la zona Este del país. Cuando llegó al Centro Sanitario le tocó el turno 110 de la lista depurada.
Su viaje a Venezuela está programado para el 17 de noviembre, por lo que la respuesta que recibió fue que regresara en una fecha más cercana al vuelo. Al explicar que no vivía en la capital, le dieron la oportunidad de quedarse.
“Ellos tienen que poner más puntos porque venir a Santo Domingo solo a eso, no puede ser. Todo el que va a viajar necesita su vacuna”, reclamó la extranjera.
En la fila se observaba además de dominicanos, una gran presencia de nacionales haitianos.
Algunos de los dominicanos presentes se trasladaron desde Los Guandules, La Zurza e incluso del interior del país, como un grupo que llegó desde Baní, provincia Peravia.
Los destinos más demandados para los viajes eran El Salvador y Guatemala, seguidos de Brasil, Colombia y Venezuela.