Es un descubrimiento increíble. Un equipo de científicos dirigidos por la Universidad de Cornell (EE. UU.) identificó una abeja que es macho en su lado izquierdo y hembra en su lado derecho. Se trata de una rara condición que se conoce como ginandromorfia y se da en varios grupos de insectos, como Coleoptera, Hymenoptera y Diptera, entre otros, y también en ciertos crustáceos y arácnidos (aunque prácticamente desconocido en mamíferos); pero este es el primer ejemplo conocido de ginandromorfismo en la especie de abeja Megalopta amoena, y el segundo caso en el género Megalopta, o abejas sudoríferas, en más de 20 años.
El primer individuo dinendromófico de su especie
La abeja en cuestión (Megalopta amoena) mide cuatro milímetros de longitud y se trata de un insecto nocturno nativo de América Central y del Sur. Concretamente, los investigadores encontraron la abeja dentro de un nido de Panamá, en un bosque en la isla de Barro Colorado. Cuando se recogió el nido, la abeja era una larva encerrada en una celda de cría, una cámara en el panal donde crecen las abejas jóvenes, y los científicos descubrieron su particularidad cuando emergió como adulto.
En su lado izquierdo, es fisiológicamente un macho: presenta una mandíbula pequeña y delicada, una antena larga y una pata trasera con pocos pelos.
En su lado derecho, es una hembra: tiene una antena más corta, una mandíbula dentada y bien pronunciada y una pata trasera gruesa y peluda.
Esta abeja es tan especial también porque, generalmente, la rara condición genética de ginandromorfismo bilateral solo se suele ver cuando el insecto ya está muerto y se encuentra expuesto en un museo.
«Encontrar el M. amoena fue como encontrar oro o ganar la lotería darwiniana», dijo Erin Krichilsky, estudiante de la Universidad de Cornell y autora principal del estudio que publica l a revista Journal of Hymenoptera Research.
Aunque esta abeja presenta ginendromorfia bilateral, pues sus diferencias de sexo se dividen por la mitad, la ginendromorfia también puede ser axial, en la que la parte delantera del cuerpo es de un sexo y la espalda de otro. También puede aparecer incluso como un mosaico, con rasgos masculinos y femeninos mezclados y dispersos por el cuerpo del animal.
La determinación del sexo en el orden de insectos que incluye abejas, hormigas y avispas, es realmente peculiar. Si los huevos son fertilizados, nacerán abejas obreras (abejas hembra). Los no fertilizados, serán zánganos (abejas macho). Pero puede haber doble fertilización: si el esperma de un segundo e incluso un tercer individuo ingresa a un óvulo que ya está fertilizado, un embrión femenino, puede dividirse para producir tejido masculino, lo que resulta en un espécimen ginandromorfo (como en este caso particular).
Así es la extraña abeja
¿Cómo se comporta?
Los investigadores la siguieron durante cuatro días y descubrieron que tiende a despertarse un poco antes que las abejas macho y hembra. Sin embargo, sus períodos de actividad de mayor intensidad se parecían más al comportamiento femenino.
«Se necesitan más estudios para comprender mejor si hay una diferencia en el ritmo circadiano basado en el sexo en esta especie, y para distinguir de qué se deriva el patrón de actividad desviada del ginandromorfo», explican los autores.