Un Boeing 737 de la aerolínea irlandesa Ryanair con turistas británicos a bordo estuvo a punto de chocar en el aire con una avioneta privada mientras operaba un vuelo de Palma de Mallorca (España) a Mánchester (Reino Unido) el pasado 28 de mayo. El piloto tuvo que desviarse drásticamente de su ruta tras detectar la aeronave en su trayectoria, según datos de AeroInside.
Poco después de despegar del aeropuerto de la isla española, el avión se acercó verticalmente a unos 30 metros del jet, cuando la separación vertical mínima entre las aeronaves debe ser de 305 metros cuando están en el mismo espacio aéreo, según mostró el seguimiento por radar.
La investigación inicial reveló que, en horizontal, el Boeing 737 volaba a 1.609 metros de la avioneta, cuando la distancia segura habría sido de entre 4,8 y 8 kilómetros.
Tras despegar, el Cirrus SF50 viajaba a más de 240 km/h y siguió acelerando muy rápidamente, por lo que se cree que las dos aeronaves podrían haber estado a solo 20 segundos de chocar entre sí, recogen medios británicos.
Aunque la tripulación de Ryanair debería haber sido alertada sobre la peligrosa cercanía de otro avión por los sistemas de advertencia del Boeing o por el control de tráfico aéreo, nunca recibieron aviso alguno. En cambio, el piloto vio el jet desde la cabina y giró a la derecha, según las reglas internacionales, para evitar la colisión.
Se informa que los pasajeros que iban a bordo del Boeing no se percataron del incidente, aterrizando ambos vuelos sin problemas en sus respectivos destinos. Tampoco se reportaron víctimas.
Las autoridades de la aviación española pusieron en marcha una investigación sobre lo ocurrido a finales de mayo para determinar las causas del peligros acercamiento entre los dos aviones.