Monseñor Jeffrey Burrill, un alto funcionario de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB), comenzó a usar la aplicación de citas Grindr en 2017. Ahora ha presentado una demanda contra la plataforma, alegando que su privacidad fue comprometida.
En su demanda, Burrill afirma que en 2017 no había indicios de que sus datos personales pudieran ser accedidos por terceros. Si hubiera sabido que sus datos podrían ser compartidos, no habría descargado la aplicación.
En 2021, un medio de noticias católico reveló que Burrill había estado usando Grindr, lo que llevó a su renuncia de la USCCB. Burrill sostiene que Grindr no protegió adecuadamente su información ni le advirtió sobre la posible venta de sus datos a terceros, causando daños significativos a su reputación y carrera. La demanda fue presentada recientemente en la Corte Superior de California.
Grindr ha respondido diciendo que las acusaciones están basadas en malentendidos sobre sus prácticas de manejo de datos. James Carr, el abogado de Burrill, afirma que la exposición pública de la orientación sexual de su cliente resultó en humillación y pérdida de su posición. La demanda alega que Grindr vendió los datos de Burrill a varias empresas y vendedores entre 2017 y 2021.
La renuncia de Burrill destacó problemas de privacidad en la era digital y dividió opiniones en la comunidad católica. The Pillar, el boletín que reveló la información, aseguró haber validado los datos a través de una firma independiente.
Jayd Henricks, presidente de Catholic Laity and Clergy for Renewal (CLCR), confirmó que compraron datos de Grindr que estaban disponibles públicamente. Henricks aclaró que la información se utilizó para ayudar a los obispos en la formación de sacerdotes y negó haber compartido los datos con The Pillar.
Chris Hoofnagle, director del Centro de Derecho y Tecnología de la Universidad de California en Berkeley, comentó que las políticas de privacidad suelen ser ambiguas, dejando a los usuarios vulnerables, y señaló la falta de regulaciones suficientes en Estados Unidos para proteger la privacidad de los datos. Burrill busca una compensación de 5 millones de dólares y una orden judicial para evitar que Grindr divulgue datos de usuarios sin previo aviso. Este caso se suma a otros problemas de privacidad relacionados con la aplicación, incluyendo una demanda anterior sobre la compartición de estados de VIH de los usuarios sin consentimiento.