La idea de que en el pasado los hombres se dedicaban a la caza mientras las mujeres hacían la función de recolectoras y se quedaban en el “hogar” es completamente errónea y un mito, según un nuevo estudio que revela que ambos sexos han sido igualmente expertos en la caza en las culturas de cazadores-recolectores.
De hecho, y como demuestra el trabajo, las mujeres cazaban en el 80 por ciento de las sociedades examinadas, y en un tercio de estas sociedades se encontró que cazaban animales de más de 30 kilos, así como animales más pequeños. Según ha explicado la coautora del estudio, Cara Wall-Scheffler de la Universidad de Washington en Seattle:
Es probable que estos hallazgos sean representativos de todas las sociedades forrajeras pasadas y presentes. Tenemos una muestra de casi 150 años de estudios etnográficos, tenemos todos los continentes y más de una cultura de cada continente, por lo que siento que obtuvimos una buena parte de lo que la gente hace en todo el mundo.
Para llegar a esta conclusión, el equipo examinó datos seleccionados de docenas de artículos académicos, publicados durante los últimos 100 años, que se centraron en 63 sociedades de cazadores-recolectores y entierros de cazadoras de todo el mundo, incluidos grupos en América del Norte, África , Australia y Asia. Para Wall-Scheffler:
Las mujeres salían con muchas herramientas diferentes, tenían un conjunto de herramientas muy diverso en todo el mundo, y si veían un animal, lo mataban. Nos sorprendió cómo la mayoría de los grupos mostraban a mujeres cazando, y no había ningún tabú explícito en contra de eso.
Según el estudio, más del 70 % de las expediciones de caza de mujeres se clasificaron como “intencionales”, lo que significa que las mujeres salían a buscar carne a propósito, en lugar de participar en matanzas oportunistas, en las que se encontraban con animales mientras realizaban otras tareas. Según la coautora:
Volvimos a analizar los entierros de caza mayor de América del Norte y del Sur [en los que las personas fueron enterradas con herramientas o huesos de animales], y prehistóricamente mostramos que las mujeres y los hombres eran cazadores de caza mayor 50/50.
Por todo ello, surge una gran pregunta, ¿de dónde vino entonces esa presunción donde el hombre era el cazador y la mujer la recolectora? Wall-Scheffler sugiere que hubieron dos libros que probablemente ayudaron a solidificar la idea: Man the Hunter, basado en un simposio de etnógrafos, y un segundo libro publicado 15 años después, titulado Woman the Gatherer. Libros que terminaron creando “roles de género más rígidos en los que los hombres cazaban y las mujeres recolectaban y nunca los dos se encontrarían, y eso se ha mantenido”, zanja.