Lo que posiblemente estábamos haciendo la mayoría de nosotros a los nueve años es radicalmente diferente de lo que normalmente hace el pequeño David Balogan, un niño de Pensilvania que acaba de convertirse en el segundo graduado escolar más joven de la historia.
Además, Balogan no se queda ahí. El niño ya ha dicho que tiene muy claro lo que quiere ser de “mayor” (¿lo conseguirá antes de la mayoría de edad?): ama la ciencia y los equipos informáticos, y ya comenzó a trabajar para obtener su título con la esperanza de convertirse en un astrofísico que estudie los agujeros negros.
En cuanto al día a día y la crianza de un niño que parece mucho más inteligente que el resto, los padres han comentado lo siguiente:
«Siempre tenía que salirme de la caja. Jugar a peleas de almohadas cuando no se supone que debes hacerlo, tirar las bolas en la casa. Es un niño de nueve años con el cerebro que tiene la capacidad de entender y comprender muchos conceptos más allá de su edad y, a veces, más allá de mi comprensión.»
Como decíamos al inicio, aún así, David no es el más precoz en su categoría. El primer puesto como la persona más joven en graduarse de la escuela secundaria lo sigue ocupando un niño de seis años en 1990, quien recibió luego su doctorado a los 14.
Sea como fuere, Balogan ha dado una explicación de su éxito acorde con esa edad avanzada que parece tener. El pequeño ha contado que su éxito se debe en gran parte a sus increíbles maestros y profesores, diciendo que siempre “abogaron por mí” y que él puede hacer lo que se proponga.