Un estudio internacional realizado por la Universidad de Bath (Reino Unido) y publicado en la revista ‘Journal of Computer-Mediated Communication’ ha revelado que la emoción de recibir un ‘me gusta’ en una publicación de Instagram puede hacer que la gente esté más dispuesta a devolver un ‘me gusta’ en el futuro pero que es el tipo de relación el factor determinante de la aprobación, más que las emociones.
Los amigos íntimos pueden esperar un ‘me gusta’ del otro a una publicación de Instagram independientemente de su reacción a una publicación anterior, pero en el caso de los conocidos el comportamiento es recíproco (si reciben un ‘me gusta’ lo devolverán y viceversa).
«Las personas que son buenas amigas se dan ‘me gusta’ mutuamente como forma de mantener la relación, es algo que harán tanto si a la otra persona le ha gustado su última publicación como si la ha ignorado», explica la doctora Kseniya Stsiampkouskaya, de la Facultad de Administración de la Universidad de Bath.
En este sentido, la doctora Stsiampkouskaya explica que «la acción de dar a ‘me gusta’ puede considerarse un pequeño bloque de construcción que apoya la amistad y refuerza el vínculo entre dos personas». Esto significa que «los usuarios de las redes sociales practican el ‘social grooming’, es decir, comportamientos destinados a mantener las estructuras y relaciones sociales».
Los investigadores afirman que la emoción y el entusiasmo que genera recibir un ‘me gusta’ es un gran impulsor de la intención de dar ‘me gusta’ a las publicaciones de alguien en el futuro, pero los buenos amigos no necesitan esto: es su apego lo que les impulsa a dar ‘me gusta’ a una publicación.
«Si compartes algo en las redes sociales, puedes esperar un ‘me gusta’ de tu amigo íntimo aunque no hayas visto su publicación anterior», dice Stsiampkouskaya. Los ‘me gusta’ entre amigos íntimos no tienen que ver con la reciprocidad directa, sino con una perspectiva más amplia: su amistad y conexión.
Para los conocidos, sin embargo, la situación es diferente ya que estos «no tienen las mismas obligaciones sociales que los amigos íntimos, así que tienden a reflejar el comportamiento del otro», explica la doctora. En este caso el comportamiento se rige por una norma de «reciprocidad», es decir, «si a ese conocido no le gustó nuestra publicación anterior, probablemente haremos lo mismo e ignoraremos sus futuras publicaciones», añade.
Esta investigación explora la reciprocidad directa de los ‘me gusta’ en las redes sociales a través de un experimento en línea con 201 participantes de Reino Unido, Estados Unidos, Irlanda, Australia, Canadá y Nueva Zelanda (71% mujeres) que fueron asignados a uno de cuatro grupos: recibir un ‘me gusta’ de un amigo íntimo, no recibir un ‘me gusta’ de un amigo íntimo, recibir un ‘me gusta’ de un conocido y no recibir un ‘me gusta’ de un conocido.
Completaron una simulación de Instagram basada en un cuestionario en el que podían elegir entre devolver o no un ‘like’ a un amigo/conocido y los investigadores utilizaron técnicas de modelización estadística para evaluar las reacciones emocionales de los participantes.
Los investigadores reconocen que, aunque la cercanía relacional influye en los comportamientos de ‘me gusta’, no es el único factor predictivo: investigaciones anteriores apuntan a una serie de factores como la demografía, los rasgos de personalidad, el disfrute, la gestión de la marca personal y el intercambio de información.
Sin embargo, afirman que el estudio es «un paso importante» para comprender cómo cambia el comportamiento de los usuarios en función de los distintos niveles de cercanía relacional. Esta información puede ayudar a las plataformas de redes sociales a optimizar la experiencia de los usuarios, cumpliendo su propósito original de conectar a las personas y ofreciendo amplias oportunidades para establecer y mantener relaciones.
Además, «entender cómo afecta la cercanía relacional al comportamiento de los usuarios puede ayudar a las marcas y las empresas a crear estrategias de participación eficaces, fomentando la cultura de la cooperación y la cocreación en las redes sociales», asegura Stsiampkouskaya.