El conflicto en Ucrania ha llevado a la instalación de minas terrestres y restos explosivos en una extensión de tierra del tamaño aproximado de Florida o Uruguay. Esta contaminación ha convertido a Ucrania en el país más minado del mundo, con graves consecuencias para la población y el medio ambiente.
En un año y medio de conflicto, se han registrado 298 muertes y 632 heridos debido a las minas terrestres, bombas sin explotar y otros artefactos explosivos dejados en el territorio. Esta calamidad es a largo plazo y se estima que llevará cientos de años y miles de millones de dólares para deshacer los daños.
La gran cantidad de artillería presente en Ucrania es inédita en los últimos 30 años y hace que la contaminación del país sea mayor que la de otros países fuertemente minados, como Afganistán y Siria. Las municiones en racimo también se han desplegado recientemente, lo que aumenta aún más el peligro.
Los esfuerzos para eliminar los artefactos explosivos y limpiar la tierra son costosos, peligrosos y requieren mucho tiempo. Existe un mercado para limpiadores no certificados, lo que agrega riesgos adicionales. El Banco Mundial estima que el desminado de Ucrania costará entre 2 y 8 dólares por metro cuadrado, sumando un total de 37.400 millones de dólares en los próximos 10 años.
Estados Unidos ha comprometido más de 95 millones de dólares para el desminado de Ucrania. Sin embargo, el desafío sigue siendo enorme y comparable a otros países afectados por minas terrestres, como Camboya y Kosovo, donde las operaciones de limpieza han llevado décadas y todavía quedan muchos años por delante.