El expresidente Donald Trump, en medio de un receso de su juicio en Nueva York, participó el viernes en un evento de recaudación de fondos del Partido Republicano en Minnesota. Aprovechando esta oportunidad, Trump proclamó su confianza en ganar el estado de Minnesota en las próximas elecciones presidenciales de noviembre, un estado que tradicionalmente ha votado por el partido Demócrata.
Durante su discurso en la cena anual Lincoln Reagan en St. Paul, Trump destacó su política de altos aranceles al acero extranjero durante su presidencia, la cual, según él, revitalizó la industria minera en el noreste de Minnesota, una región con un fuerte contingente de trabajadores sindicalizados que recientemente ha mostrado tendencias republicanas. Además, lanzó críticas contundentes contra el presidente Joe Biden, calificándolo de «un presidente horrible» y «un ser humano horrible», además de atacar su habilidad en el golf de manera despectiva.
La presencia de Trump en Minnesota no es solo una muestra de confianza, sino también una estrategia para capturar un estado que ningún candidato republicano ha ganado desde Richard Nixon en 1972. Aunque estuvo cerca en 2016, perdiendo por solo 1,5 puntos porcentuales frente a Hillary Clinton, y aunque perdió por más de 7 puntos porcentuales ante Biden en 2020, tanto Trump como el liderazgo republicano local creen que es posible una victoria en 2024.
Sin embargo, desde el lado demócrata, la senadora Tina Smith de Minnesota ha expresado escepticismo sobre las posibilidades de Trump de invertir la tendencia demócrata del estado, describiendo sus esperanzas como vanas. La declaración subraya la división y la intensidad competitiva esperada en la campaña hacia las elecciones de noviembre.