El domingo pasado se produjo una explosión durante una reunión política del partido islámico radical Jamiat Ulema-e-Islam-F (JUI-F) en la ciudad de Khar, provincia de Khyber Pakhtunkhwa, en el noroeste de Pakistán. Al menos 39 personas murieron y más de cien resultaron heridas como consecuencia del ataque.
El atentado ocurrió cuando más de 400 miembros y simpatizantes del partido se encontraban bajo una carpa en la ciudad de Khar. Hasta el momento, ningún grupo ha reivindicado la autoría del ataque, pero la sección local del Estado Islámico ha perpetrado recientemente atentados contra la JUI-F. Este grupo yihadista ha acusado al JUI-F de hipocresía por su apoyo a sucesivos gobiernos y al ejército.
Pakistán ha experimentado un aumento en los atentados desde que los talibanes afganos retomaron el poder en Afganistán en 2021. Los ataques de los militantes se han centrado en regiones colindantes con Afganistán, y el gobierno de Pakistán ha acusado que algunos de los ataques son planificados en suelo afgano.
Bajaur, donde ocurrió la explosión, es uno de los siete distritos remotos fronterizos con Afganistán que alguna vez fue un punto focal en la guerra global contra el terrorismo. Aunque la seguridad ha mejorado desde entonces, los analistas advierten que los militantes en las regiones fronterizas con Afganistán se han envalentonado desde el regreso de los talibanes afganos al poder.
Este ataque ocurre en un momento en que el gobierno de Pakistán está próximo a disolverse antes de las elecciones previstas para octubre o noviembre, y los partidos políticos se preparan para iniciar sus campañas.