A sus 39 años, Esmely Masiel Olivo Sánchez alcanzó un logro que parecía inalcanzable para muchos: se graduó de bachiller en Santiago, superando las barreras impuestas por la parálisis cerebral con la que vive desde su nacimiento.
Durante seis años cursó sus estudios en el Centro APEC de Educación a Distancia (Cenapec), contando siempre con el respaldo incondicional de su familia y la guía de sus maestros. Fue una de las 159 graduadas de la institución y, además, recibió una de las dos distinciones de honor otorgadas por su rendimiento académico.
Su condición fue consecuencia de una falta de oxígeno al nacer en 1986, lo que desde entonces le ha requerido cuidados permanentes. A pesar de las limitaciones motoras y de comunicación, Esmely concluyó cada etapa educativa con el acompañamiento constante de sus seres queridos.
Brunilda Sánchez, su madre, expresó con orgullo lo que este momento significa para la familia:
«Súper orgullosa de ella por las metas alcanzadas. Ha sido un camino con muchas dificultades, pero lleno de dedicación. Jamás pensamos en rendirnos».
La madre relató que lo más complejo fue que su hija pudiera adaptarse al estudio diario. Aunque Esmely no utiliza lenguaje de señas, su familia ha desarrollado métodos propios para entenderla.
«Ella comprende perfectamente, y yo sé cómo interpretarla. Si alguien no logra entenderla, yo estoy ahí», afirmó.
Nory Sánchez, tía de la graduada, también formó parte de ese soporte constante:
«Cumplo una promesa que le hice. Viendo el empeño y el deseo que tenía de aprender, no podía quedarme de brazos cruzados».
Recordó que desde pequeña, Esmely mostraba un interés genuino por prepararse académicamente:
«Siempre hablaba de estudiar y nunca perdió ese objetivo de su mente».
La historia de Esmely es un ejemplo de perseverancia, amor familiar y la convicción de que, con apoyo y voluntad, las metas más difíciles pueden hacerse realidad.