Para muchos, el café es un goce gastronómico. Para otros mucho en cambio, el café es más bien un jarabe, un medicamento que ayuda a encarar las mañanas (y que cuenta con más ventajas), especialmente aquellas que siguen a una noche de poco o mal sueño. Para los miembros del segundo grupo, la ciencia trae buenas noticias.
Tres recetas prometedoras. Tras revisar 14 estudios clínicos, un equipo de investigadores halló tres fármacos potencialmente capaces de combatir la somnolencia diurna excesiva: solriamfetol, armodafinilo (armodafinil-modafinil) y pitolisant.
Entre estos compuestos, los responsables del estudio destacaron el solriamfetol como el más reseñable. Los datos estadísticos lo mostraban como más eficaz en comparación a los tratamientos placebo administrados en el contexto de los estudios.
SDE y AOS. La somnolencia diurna excesiva (SDE) o hipersomnia aparece muy frecuentemente asociado a la apnea obstructiva del sueño (AOS). Las personas con AOS tienden a reposar menos durante las noches debido a pequeñas interrupciones del sueño causadas a su vez por problemas respiratorios.
Hoy por hoy, tanto el solriamfetol, armodafinilo son utilizados en el tratamiento de la SDE y el síndrome AOS, aunque el principal tratamiento sigues siendo las máscarillas de presión positiva (CPAP).
Más de 3.000 pacientes. En su trabajo, los investigadores responsables del estudio analizaron un total de 14 ensayos clínicos entre los cuales abarcaban una muestra total de 3.085 pacientes. El análisis cocluyó que los tres compuestos mencionados eran capaces de combatir el SDE, aunque en distintos grados.
El solriamfetol mostró cierta ventaja en el análisis estadístico que los investigadores realizaron a partir de los resultados obtenidos en los ensayos estudiados (meta-análisis). Fue el tratamiento que mayor diferencia estadística mostró con respecto a los resultados obtenidos por placebos, si bien tanto el armodafinilo como el pitolisant mostraban también indicios que señalaban un “probable” efecto positivo, al menos en lo que respecta a algunas medidas de vigilia.
Los detalles del estudio han sido publicados en un artículo en la revista Annals of Internal Medicine.
No sin efectos secundarios. El trabajo también ha considerado los efectos secundarios de los distintos tratamientos. El armodafinilo y el propio solriamfetol presentaban unos efectos que podían resultar inconvenientes, aunque era en el caso del armodafinilo en el que era más probable que los pacientes abandonaran el tratamiento.
Los responsables del estudio llaman la atención sobre la necesidad de realizar más estudios a este respecto, especialmente enfocados en los efectos a más largo plazo del solriamfetol, siendo uno de los motivos su potencial aumento de la presión sanguínea.
Usos más allá. Los autores del trabajo también explican que estos tratamientos podrían ayudar con otros problemas, como el síndrome de fatiga crónica e incluso efectos a largo plazo del Covid. “Sería interesante ver cómo de efectivos son estas medicaciones antifatiga al tratar enfermedades relacionadas como el síndrome de fatiga crónica o el Covid largo, ahora que sabemos que funcionan para una condición similar”, explicaba en una nota de prensa Dena Zeraatkar, coautora del estudio.
Dormir bien. La apnea del sueño no es el único factor que nos quita el sueño por las noches. Millones de personas tienen problemas para conciliar el sueño que repercuten en su vida diaria. Los tratamientos a menudo implican fármacos que ayudan a dormir bien, pero se ha documentado también una tendencia al consumo excesivo de estos medicamentos.
Es por eso que existan otros mecanismos para mejorar la calidad de nuestro sueño, la denominada higiene del sueño. Hábitos como mantener horarios regulares, practicar ejercicio (no en las últimas horas antes de acostarnos) o evitar pantallas y otras luces azules en las horas finales del día son consejos habituales. Otras prácticas comunes incluyen, por ejemplo, ejercicios de relajación.