Tras la liberación por parte de las tropas ucranianas del tercio norte de la región de Jersón, Rusia ha comenzado a fortificar la vecina península de Crimea, anexionada por el Kremlin en 2014, ante el temor de un avance mayor de las fuerzas de Kiev en el frente sur.
La artillería ucraniana dispara ya a diario a la margen izquierda del río Dniéper, a donde el Ejército ruso se retiró tras perder todo el territorio en la ribera derecha, incluida la capital regional de Jersón, a fin de dañar las posiciones rusas.
Según dijo el martes la portavoz del Mando Sur de Ucrania, Nataliya Gumenyuk, las tropas rusas han tenido que retroceder entre 15 y 20 kilómetros en la margen izquierda por la presión de las fuerzas de Kiev.
La posibilidad de que el Ejercito ucraniano fuerce el Dniéper y recupere la totalidad de la región de Jersón es un motivo de gran preocupación para el mando militar ruso, ya que tendría el camino despejado para intentar irrumpir en Crimea.
El jefe del Ejecutivo de la anexionada península ucraniana, Serguéi Aksiónov, anunció este viernes que se están construyendo fortificaciones en Crimea para garantizar la seguridad de sus habitantes.
«Las medidas de las Fuerzas Armadas de Rusia y las fuerzas del orden, adoptadas por encargo del presidente (Vladímir Putin) son suficientes para que los crimeos se sientan seguros», dijo Aksiónov en un vídeo publicado en Telegram.
Sin embargo, admitió que bajo su supervisión directa se llevan a cabo adicionalmente «trabajos de fortificación para garantizar la seguridad de los crimeos».
Aksiónov recalcó que las principales medidas para la seguridad de Crimea deben ser adoptadas en la vecina región de Jersón.
Las autoridades instaladas por Moscú en Jersón, anexionada por Rusia junto con la región de Zaporiyia y las llamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk el pasado 30 de septiembre, ordenaron a comienzos de mes la evacuación de la población civil de una franja de 15 kilómetros de ancho a lo largo de la orilla izquierda del río.