Reunirse

Imagen del Encuentro Nacional de Mujeres celebrado en 2018 en Trelew (An Mombe)
Imagen del Encuentro Nacional de Mujeres celebrado en 2018 en Trelew (An Mombe)

Como lo hicieron los pioneros, esas mil mujeres en el Teatro San Martín en Buenos Aires hace 34 años (1986), venimos una vez más a la Reunión. Un espacio que construimos juntos de manera participativa y federal. Es un hecho político y social de enorme importancia para los derechos de las mujeres, diversas identidades genéricas de sexo y para todos los trabajadores.

Somos el único país del mundo que tiene un espacio de estas características, que es sostenido y en crecimiento, hace más de treinta años. Sin haber participado, y desde afuera, es difícil entender cuáles son las reuniones.. Podría decirle en estas líneas lo que son para mí, que he estado participando durante 28 años y que tengo la responsabilidad en una organización nacional. Pero también me gustaría volver a las experiencias iniciales de participación para mí, porque de alguna manera explica cómo es posible que este espacio se renueve y crezca cada año en convocatoria.

Nunca se vuelve igual después del primer encuentro, es una frase que dije en el primero y sigo escuchando cada año de las más variadas personas de edad, lugar de origen, sector social e identidad. La experiencia colectiva de tener un lugar para la participación solo de mujeres e identidades de disidentes sexuales, causa algo en cada uno de los que asistimos, que es más intenso de lo que se puede explicar racionalmente. Aun así, para aquellos que solo fueron una vez en su vida. La reunión tiene un impacto subjetivo y emocional, lo que permite experimentar lo que significa ser parte de un colectivo con una capacidad de transformación gigantesca. Un hecho que podemos experimentar también al reconocernos de lo diverso, plural e incluso contradictorio. Hay una mirada introspectiva inevitable, que nos devuelve cómo somos mujeres en este mundo, en nuestro vecindario, en el trabajo, en nuestra casa. Eso se puede sintetizar en dos consignas feministas que siempre se actualizan y en el encuentro viven en plena floración: lo personal es político. No naces mujer, te conviertes en una.

Aunque la organización es bastante estática e incluso casi ritual, el espacio se renueva debido al impacto de las articulaciones. La estructura básica se repite: apertura, talleres, funcionamiento y cierre. Sin embargo, el momento político y social que estamos experimentando es a escondidas todo el tiempo. Hay temas que siempre nos han acompañado: violencia, aborto, trata de personas, política, poder, trabajo, género, familias, organización popular, campo y ciudad. Pero cada vez crecen y desarrollan temas y espacios que solo son posibles ese año y en cada momento en particular.

Este último año, el debate sobre el cambio de nombre ha sido una parte decisiva. Al llamarnos mujeres plurinacionales y la disidencia sexual comenzaron a ganar fuerza en Chaco, se profundizaron en Chubut y pasaron por la comisión organizadora de La Plata desde noviembre del año pasado.. Reconocernos plurinacionales, en todas las identidades originales, y de la disidencia sexual, es un reclamo no solo de ser, sino de ser nombrado. Nombrarnos (a nosotros) es una decisión política. Cómo no conocer a las mujeres, venimos de siglos de resistencia para dejar en claro que no solo lo masculino no era universal, sino que también supuso múltiples formas de invisibilidad, violencia y exclusión. Estos debates sin duda pasarán por todos estos días y continuarán desarrollándose.

El momento favorito, para mí, es la marcha del domingo a altas horas de la noche. Porque nos permite tener una idea de la escala del hecho social que estamos liderando. Ser miles y miles, desbordando las calles del centro y los barrios de cada ciudad en la que se realiza, renovando canciones, atravesadas por el contexto, junto con otras que han estado cantando desde las primeras reuniones, tiene un poder gigantesco.. Recientemente cantamos "poder popular, ahora que nos ven", pero esa es la percepción que nos da cada momento de la marcha. Tienen que vernos, no tienen más remedio que hacerlo. Aquí estamos y vinimos para quedarnos. Porque todos sabemos que este momento anual ya ha dejado su huella en el cuerpo, pero también fortalece la agenda social, sindical y política que cada uno promoverá en la tarea diaria de su organización.

Este año electoral y en la capital de la provincia de Buenos Aires nos reunimos mirando la fecha próxima del 27 de octubre. Desde la CTA y como trabajadoras organizadas somos parte del movimiento feminista que ha sido protagonista en los últimos años la confrontación con las políticas neoliberales. . Pero no solo nos defendemos, Fuimos por mucho más, luchando por la extensión de los derechos, que se expresaron en leyes como la paridad, Michele Law, Brisa Law y en la marea verde masiva por el aborto legal.

Como decimos en la declaración que llevamos de la Secretaría de Género de la CTA a la Reunión: también venimos de nuestra plenaria nacional de la CTA, que decidió dar un paso más en la unidad del movimiento sindical, para avanzar en una organización. dentro de la CGT. Unidad que se está construyendo hace años, en las luchas comunes en todo el país, y en las articulaciones entre sindicatos de mujeres, derechos humanos, salud, juventud y muchos otros. Especialmente Nosotras, las sindicalistas, participamos en el International Women & # 39; s Paros (8M), la discusión para un proyecto de igualdad real, y no la mentira de las brechas macristas, la resistencia al final de la moratoria de pensiones, las reuniones en las calles y debates sobre trabajo decente para mujeres. Somos para todos los protagonistas de esta unidad, que hoy asume el desafío de construir un gran acuerdo nacional, que será reembolsable para nuestro país, donde el trabajo decente y la producción son una prioridad, para reunirse nuevamente desde el proyecto nacional y popular, con La integración regional como una prioridad, pero que hoy también tiene el imperativo de asumir una perspectiva feminista.

En estas experiencias también estamos reescribiendo el lema histórico del movimiento sindical y del movimiento popular por la justicia social. Porque para nosotros es con igualdad de género. Pero también decimos que la igualdad de género solo es posible con la justicia social.

La autora es secretaria de Igualdad de Género de la CTA.

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