TERCERA PARTE
Después de ampliar sus disquisiciones, dice: Y aquí pienso en alguien que encarna esto como pocos: Haime Thomas.
Un hombre que no pide permiso. Un comunicador brillante, provocador, imposible de demosticar. Un amigo sólido, leal hasta la médula, que aparece donde duele y desaparece donde sobra. Un espíritu indomable, de esos que incomodan..porque son reales.
A Haime lo llaman pedante, reverente, arrogante. Y tal vez lo sea. Pero también es honesto. Honesto hasta el escándalo. Honesto hasta lo insoportable.
Y eso es un lujo que muy pocos pueden darse.
El no vive para gustar. No diseña su voz para aplaudir al publico. No suaviza sus ángulos para caber en moldes diminutos. El es, simplemente el. Y en un mundo obsesionado con los disfraces, eso lo vuelve peligroso.
Porque Haime entendió lo que tantos callan. Que el verdadero poder no es agradar, sino respirar a tu propio ritmo. Que la verdadera libertad no se negocia, se ejerce. Que la autenticidad tiene un precio…pero la falsedad lo cobra todo.
Por: Haime Thomas