Toda relación de pareja transita por momentos críticos y felices. Se lucha por recuperar el amor, pero no siempre se acierta ni se encuentran salidas para reparar la situación. Incluso, en tales circunstancias cualquier encuentro concluye en desencuentro.
Siempre, lo más saludable es partir de la realidad, evitar las fantasías, tratar de reconectar con lo que se sentía en el origen de su historia de amor y se constatará, con alegría, que debajo de las cenizas hay brazas de un amor muy vivo y real. Es decir, hay que reactivar el amor primero.
Es fundamental descartar del proceso toda mirada crítica, justiciera, vengativa o centralizada solo en los errores del otro. Se podría caer, fácilmente, en exageraciones crueles e insensibles porque la situación no es nueva. Ante tal actitud lo más prudente es humanizar la postura y conseguir un punto de encuentro y una salida sabia al conflicto, consciente de que esa persona que tienes delante, al igual que tú, no es perfecta.
En definitiva, cuando arriban las dificultades lo sensato es centrarse en lo positivo, en los valores y en aquello que te atrajo y que te enamoró de esa persona. Además, es recomendable mantener siempre una actitud abierta, comprensiva y razonable.
Favorece mucho, a la revitalización del amor, sostener un diálogo abierto, sincero, profundo y cariñoso, reservando un lugar y un tiempo propicio para comunicar con calma y sosiego lo que preocupa y ocupa. En tales condiciones se recomienda examinar los pensamientos y sentimientos agradables y desagradables para direccionarlos correctamente. Al dialogar hay que emplear siempre la primera persona del singular: yo me siento…, yo siento que algunas veces…. O sea, hay que evitar culpabilizar al otro, ambos tienen cuota de responsabilidad. Conviene saber identificar estrategias saludables para disminuir la tensión. El enfado y la frustración son sentimientos que se pueden generar en una relación de pareja. Cuando sea necesario, acudir a un mediador o terapeuta para bajar tensiones y hacer fluir los sentimientos.
Además, a veces conviene dejar suficiente espacio a la pareja para que se dedique a intereses propios y evitar restricciones o controles innecesarios e inhumanos generados por las propias inseguridades.
Asimismo, para combatir la rutina que se genera con el pasar del tiempo, beneficia el hecho de suscitar experiencias de cercanía, de encuentro que conecten robusteciendo el vínculo y que aseguren el contacto físico para advertir que el amor fluye con regularidad e intensidad. Realizar actividades comunes contribuye al rejuvenecimiento del amor. Por ejemplo: practicar deportes, caminar, cocinar, asistir a la iglesia y cursos de crecimiento. Evitar los lamentos continuos de que ya no conoces a esa persona de la que te enamoraste o te casaste. Haz el trabajo opuesto, reconecta con quien eras al conocer a esa persona.La idea consiste en enamorarse nuevamente bajando los niveles de reactividad y de defensa para volver a confiar en el otro, hacer planes y recuperar la atracción mutua. A veces, es preferible, interesante y realista partir del presente para reconstruir la relación pensado en el futuro.