El Centro para el Control de Enfermedades de Europa (ECDC) ha hecho sonar las alarmas por 14 casos de botulismo detectados en la Unión Europea y Suiza. Las autoridades señalan el origen de este brote en un tratamiento para adelgazar recibido en Turquía.
14 casos en la UE y Suiza. Las autoridades sanitarias españolas se han unido a la alerta europea tras la aparición de 14 casos de botulismo en el continente. La mayor parte de ellos, 12, se han detectado en Alemania, mientras que los otros dos se han dado en Austria y Suiza. Según ha explicado el ECDC, la gravedad de los casos oscila entre los leves y los más severos con varios de los pacientes en UCI.
Todos estos casos se han vinculado a operaciones de adelgazamiento realizadas en Turquía. Las operaciones que han derivado en estos casos fueron realizadas entre el 22 y el 25 de febrero de este año por lo que las autoridades sanitarias no descartan detectar nuevos casos.
Las autoridades españolas ya han activado los protocolos pertinentes para poder detectar cualquier hipotético caso en pacientes de nuestros hospitales, sin tenerse constancia por ahora de ningún caso.
El botulismo. El botulismo es una enfermedad causada por los efectos de la toxina botulínica, una neurotoxina más famosa por ser parte del tratamiento antiarrugas Botox, pero con diversas aplicaciones. La toxina es producida por una bacteria, Clostridium botulinum, por lo que em condiciones naturales aparece asociada a una infección causada por ésta.
Se trata de una infección poco frecuente pero grave debido a la potencia de esta neurotoxina. El botulismo iatrogénico es una de las formas que adquiere la enfermedad y se vincula con casos en los que la neurotoxina se utiliza como forma de tratamiento médico o estético. Es una de las formas “no naturales” en las que se puede dar la enfermedad.
Los síntomas de la enfermedad pueden variar según su forma. En los casos de botulismo iatrogénico los síntomas más comunes incluyen debilidad y dificultades al tragar. Existen tratmientos para afrontar la enfermedad, aunque la recuperación puede llevar semanas e incluso meses.
La toxina más famosa de la estética. Pese a su gran toxicidad, la neurotoxina botulínica es un viejo conocido de la clínica estética. Su uso en terapias de adelgazamiento no es tan mediático como su uso contra la aparición de arrugas, pero tampoco es nuevo, y pese a lo que pudiera parecer, tampoco es un procedimiento de especial riesgo.
Aunque la evidencia de su efectividad es mixta (existen estudios tanto que encuentran pruebas de su eficacia como otros que no) una revisión de la literatura y metaanálisis (es decir, un análisis estadístico de los resultados de estudios previos) comprobó que estos procedimientos sí podían resultar eficaces para la pérdida de peso.
Los estudios también comprobaron que se trata de un procedimiento seguro. Tras décadas de uso clínico de esta neurotoxina, se ha logrado un importante grado de control y seguridad. Aunque los expertos del ECDC no han podido confirmar ninguna vinculación, plantean la posibilidad de que los casos puedan estar relacionados con la aparición el año pasado de remesas falsificadas de esta toxina en cinco países de Europa y Oriente Medio, siendo Turquía uno de ellos.
Cuestión de ahorro. El tratamiento con la neurotoxina está aprobado en Europa y se basa en el uso de la toxina para inhibir las contracciones gástricas y así ralentizar el proceso de vaciado gástrico, haciendo que la sensación de saciedad se prolongue en el tiempo. Es decir, que se nos quiten parte de las ganas de comer. La toxina también se utiliza como complemento en cirugía bariátrica, es decir, en los bypasses gástricos.
Pese a su uso local, la alternativa de realizar el tratamiento en países como Turquía resulta más económico, de manera semejante a algunos procedimientos estéticos, como los implantes capilares, que han recibido notable atención en los últimos años.