Son muchos los estudios científicos que a lo largo de los años tienen un propósito, a priori, alejados del resto. Este es uno de ellos. Un estudio de un equipo de investigadores que expone los peligros potenciales a los que se enfrenta la humanidad en un futuro cercano con el “turismo espacial” y el posible sexo que se pueda dar en el espacio.
De hecho, el artículo publicado va precisamente de buscar una norma por la que los turistas espaciales acepten no tener relaciones sexuales mientras estén allí. Y aunque es verdad que ese futuro todavía queda lejano, a menos que seas parte de ese 1% de la humanidad que, en primer lugar, puede permitirse ese tipo de viajes, y en segundo, no le importaría tener sexo al lado de Jeff Bezos, lo cierto es que en algún momento podría darse, cuando los vuelos se vuelvan más largos.
Tal y como el equipo en su trabajo:
No es realista suponer que todos los participantes del turismo espacial se abstendrán de actividades sexuales mientras estén expuestos a microgravedad y mayores niveles de radiación ionizante durante el vuelo espacial. Esto plantea la posibilidad de una concepción humana descontrolada en el espacio, lo que representa un riesgo significativo para el emergente sector del turismo espacial.
Dicho de otra forma, el problema está en el efecto que podría tener si alguien concibiera mientras está fuera de la atmósfera protectora de nuestro planeta. Según los científicos:
Nuestro conocimiento de los efectos de estos ambientes espaciales en la etapa temprana de la reproducción humana y la consecuencia a largo plazo para la descendencia humana está en pañales. Los posibles resultados perjudiciales incluyen los de naturaleza biológica, por ejemplo, anomalías del desarrollo en la descendencia humana, y los de naturaleza social y comercial, por ejemplo, litigios, daños a la reputación y pérdidas financieras.
No solo eso. En su exposición, añaden otro posible problema, una vez que el vuelo ha regresado: los efectos de la radiación en los espermatozoides que podrían durar hasta tres meses.
Por todo ello, se sugiere al final del trabajo que debería asesorarse a los participantes sobre los riesgos previos a los vuelos y pedirles que firmen una renuncia legal que establezca que “los participantes son los únicos responsables de las consecuencias si conciben durante o poco después del vuelo espacial”.
Por último, y en el caso de que se lleve a cabo un acto sexual, “se debe usar la anticoncepción, aunque preocupa también la falta de estudios de su eficacia en un entorno espacial”, zanjan.