Quizás no lo recuerdas, o a lo mejor ni siquiera tenías perro por aquellas fechas, pero muchas de las aceras de las grandes ciudades tenían esparcidas unas extrañas bolitas blancas que no eran otra cosa que heces perrunas. ¿A qué se debía ese color en los excrementos de los mejores amigos del hombre?
La respuesta corta se debe, indudablemente, a la dieta que se le daba a los animales hace un par de décadas. Entonces, a los perros se les solía dar comida “bañada” en harina de carne y huesos ricos en calcio. Dicho mineral es bueno para los perros, pero hay un límite en cuanto a la cantidad que se puede procesar… y la forma en que se procesa altera su capacidad de absorción.
En el fondo es un poco como los humanos que toman demasiados suplementos vitamínicos y terminan produciendo orina extraña, los perros que reciben demasiado calcio a veces simplemente lo eliminan por el trasero. Con todo, ese resultado blanquecino no se revelaba hasta que se dejaba al sol para “hornear” un poco. A medida que el agua se evaporaba, el calcio se adhería, dejando una peculiar pila de heces de perro blanca recubierta de una capa mineral.
En cuanto a la razón de que ahora no veamos aceras con bolas blancas, se debe igualmente al cambio de dieta. Numerosas investigaciones han llegado a la conclusión de que aumentar el volumen de los alimentos comerciales para mascotas con harina de huesos barata no es la mejor opción. Como tal, menos perros están alcanzando el excedente de calcio difícil de digerir que tenían antes del cambio de milenio.
Por cierto, los expertos también indican que si tu perro comienza a defecar “en blanco”, estés en alerta. La hipercalcemia (un exceso de calcio) puede ocurrir y es tóxica, por lo que vale la pena tratar de mantener los niveles de calcio en la dieta en la cantidad adecuada y buscar la ayuda de un veterinario si la caca de tu perro se ve rara.