Ana es una mujer aparentemente sana, lleva años con su pareja, le atrae, siente deseo, se excita y mantiene y disfruta de las relaciones sexuales con él. Sin embargo, no es capaz de alcanzar el orgasmo. El caso de Eva les ocurre a más mujeres y es motivo de consulta recurrente a los expertos.
Si buscamos cifras sobre la cantidad de mujeres que tienen esta incapacidad, éstas bailan. Se dice que cerca del 60 por ciento de las mujeres no alcanza el orgasmo, pero este dato es antiguo y tal y como confirma Silvia Carpallo, periodista especializada en salud y sexóloga, se refiere únicamente al orgasmo a través de la penetración vaginal y se olvida de que el clítoris es el encargado del placer sexual.
Respecto a las causas, Rosario Castaño, directora de la Unidad de Psicología Clínica y de Sexología del Centro Médico Instituto Palacios, indica que una mujer puede tener sexo sin orgasmo; las causas de que esto ocurra generalmente suelen ser psicológicas. “No debemos pensar sólo en traumas infantiles.
Se puede deber a una educación estricta donde las mujeres tienen que tener un papel subordinado al varón y además responder a unos estereotipos en los que una mujer respetable no debería manifestar ningún tipo de sensación o sentimiento sexual”, y continúa, “esto unido a un carácter controlador, a mitos o miedos infundidos, o baja autoestima sexual puede provocar anorgasmia.
En estos casos, la mujer se adapta a los deseos y necesidades de su pareja y no consigue desinhibirse, no olvidemos que el orgasmo no deja de ser una autoafirmación de sí mismo, tanto en la mujer como en el varón”.
Sin embargo, en algunos casos esto se debe a otros problemas como la dispareunia, por ejemplo, pasando por una infección que provoca dolor vaginal, hasta una endometriosis, o como consecuencia del efecto secundario de algún medicamento, como los antidepresivos.
Además, si la anorgasmia es secundaria (se han tenido anteriormente orgasmos, pero ahora no) las causas pueden ser debido a problemas con la pareja actual, o con la edad, como consecuencia del síndrome menopáusico, ya que el déficit de hormonas sexuales provoca la incapacidad para alcanzar el ciclo de la respuesta orgásmica.
¿Ya no voy a disfrutar de la intimidad con mi pareja?
La respuesta es no. “Yo lo explico diciendo que hay que dejar de ver el sexo como una carrera en la que solo nos obsesionamos con llegar a la meta y empezar a verlo con un paseo, en el que podemos disfrutar de las vistas, de la compañía, de pequeños momentos…”, señala Carpallo, autora del libro El orgasmo de mi vida.
El problema para la mujer, especifica Castaño, comienza cuando aparece la frustración al no conseguir calmar la excitación por medio del orgasmo y sienten que les falta algo y que tienen un problema físico que deben resolver. “La mujer no consigue algo que considera que todas las tienen de forma natural, suele ocurrir cuando además, tiene una pareja que no para de preguntar qué tal le ha ido en cada relación y no quiere mentir, lo que le hace sentir como si tuviera que cumplir con una obligación”, apostilla.
En estas circunstancias conseguir un orgasmo puede llegar a convertirse en una obsesión e impedir a la mujer disfrutar de su sexualidad.
Causas y soluciones: ¿por dónde empiezo?
En muchos casos la situación puede ser más frustrante para la mujer puesto que ella sola mediante la masturbación sí llega al orgasmo, pero en pareja no. “Puede ser que la mujer a solas se concentre en su placer y que en pareja se sienta más dispersa y le cueste llegar; puede ser que sepa lo que le gusta, pero que le cueste comunicarlo, o puede ser que la pareja tenga dificultad para llevarlo a cabo, o que se trate de parejas ocasionales con las que sea más difícil tener confianza… Son muchos factores, por ello lo más importante es la comunicación, ver qué puede ser lo que nos está dificultando esa experiencia y buscar, juntos, la forma de que se vuelva igual de placentera para ambos”, recomienda Carpallo.
A la falta de comunicación en la pareja se le añade otro factor, la vergüenza. Castaño explica que la vergüenza es el primer sentimiento humano que se instala y es necesario pues marca la diferencia entre una persona y otra y contribuye a formar nuestra identidad. Sin embargo, el exceso de vergüenza, el sentimiento de avergonzarse de uno mismo, es uno de los que más bloquean la espontaneidad en la relación sexual.
El primer paso para acabar con esta frustración es seguir un tratamiento de terapia individual que ayude a la mujer a entender su propia sexualidad. En la mayoría de los casos a este tratamiento inicial se suma la terapia de pareja “porque la relación sexual es una cosa de dos y el peligro es considerar que el problema y la responsabilidad de la buena marcha de una relación sexual es sólo de uno de sus miembros”, según especifica la directora de la Unidad de Psicología y Sexología del Instituto Palacios.
Ambas tranquilizan a las mujeres: pueden conseguir el orgasmo. Castaño da una serie de recomendaciones: en primer lugar hay que aprender a pensar en una misma, conseguir una autoestima sexual, aprender a hacerse cargo de sus sensaciones sexuales, trabajar el sentimiento de vergüenza y la capacidad para la iniciativa en la relación y posteriormente investigar sobres sus fantasías sexuales.
“Este tema suele ser complejo precisamente porque las personas confunden fantasías sexuales con lo que superficialmente se entiende por hacer sexo de una u otra manera, y en realidad de lo que estamos hablando es de cómo se fantasea alguien en el sexo, como se ve a sí misma como persona sexual, no se trata tanto de saber qué le gusta o no el sexo”, aclara. Por otra parte, es importante trabajar qué se le pide a la pareja, o qué no por miedo y miedo a qué.
“Es un aprendizaje continuo. No se trata de vivir la búsqueda del orgasmo con ansiedad, sino como un juego en el que ir descubriendo nuevas sensaciones, ir probando cosas”, concluye Carpallo. cuidateplus.marca.com