Los fanáticos de San Luis, personas que muchas veces reconocen que son bastante irracionales y tienden a formarse opiniones con el corazón y no con la cabeza, ya habían visto una película como ésta antes. Y tras unas pocas semanas, los susurros se transformaron en quejidos.
¿El regreso de Albert Pujols a los Cardenales era una buena idea? Uno de los más grandes bateadores derechos de todos los tiempos no iba a avergonzarse a sí mismo, ¿verdad? ¿Qué tan doloroso será ver esto durante 162 juegos? ¿Tendrán los Pájaros Rojos que colocar al dominicano en waivers?
Las preocupaciones y dudas tomaron vida después del mal arranque de Pujols esta temporada, cuando dio apenas 23 hits en sus primeros 116 turnos (promedio de bateo de .198). Mayo (.188 con dos jonrones) y junio (.158 sin bambinazos) fueron particularmente problemáticos, llevando a algunos a preguntarse si el regreso de Pujols estaba destinado a un final desagradable.
Lo que los incrédulos no podían ver era a Pujols sudando cuatro horas antes del primer pitcheo, porque ya había realizado tres rondas de práctica de bateo. No veían cómo rara vez no tenía en la mano su tableta para ver videos, algo que usa para estudiar hasta el cansancio las tendencias de los lanzadores. Y definitivamente, no entendían bien lo decidido que estaba Pujols, con esa motivación que todavía lo lleva a buscar la excelencia siempre.
Ahora, justo después del 63er partido de múltiples cuadrangulares de su carrera y en medio de un impresionante momento en que ha revivido recuerdos de esos días en los que fue uno de los mejores beisbolistas del planeta entre el 2001 y el 2011, las voces de los fanáticos han cambiado radicalmente.
¿No es posible que Albert regrese en el 2023, se mantenga en su rol de cañonero que aterroriza a los zurdos y siga dando bambinazos? ¿No quiere volver y pasar la barrera de los 700 vuelacercas? ¿Por qué detenerse ahora que está bateando otra vez como si fuese el 2001?
Recientemente, después de conectar los jonrones 688 y 689 de una carrera que lo llevará directo al Salón de la Fama, Pujols respondió directamente las preguntas sobre un potencial regreso en el 2023. Su respuesta tenía toda la sutileza de su bate chocando violentamente con la pelota.
“Donde yo voy a estar en el 2023 es aquí… viendo a estos muchachos jugando desde la tribuna”, dijo Pujols. “Realmente no pienso en eso (volver). Esto es todo para mí… voy a tomarme un pequeño descanso”.
Mientras muchas leyendas antes que él la pasaron mal en los últimos capítulos de sus carreras – un lento Willie Mays con problemas en los jardines con los Mets; Michael Jordan sin ni siquiera poder llegar a la postemporada con los Wizards; Joe Montana retirándose como un Jefe y no como un 49er – Pujols ha hecho exactamente lo que los Cardenales querían. Comenzó esta semana triturando a los lanzadores zurdos (promedio de .351, OPS de 1.048, seis cuadrangulares y seis dobles) en el 2022. En total, desde la pausa del Juego de Estrellas batea para .389 con un OPS de 1.242, cuatro vuelacercas, tres dobles y 10 impulsadas.
¿Pujols no podría mantenerse activo y hacer esto otra vez la próxima campaña? Eso no es algo que pueda decidir el manager Oliver Mármol, dijo el dirigente dominicano.
“¿Puede hacerlo? Sí, pero eso es cosa suya (determinar eso)”, dijo Marmol, quien a los 36 años es seis años menor que la superestrella. “Pero está haciendo exactamente lo que queremos: Castigar a los zurdos”.
El estatus de Pujols como verdadera leyenda del juego ha llevado a varias franquicias rivales – algunas de las cuales torturó el dominicano a lo largo del tiempo – a rendirle tributo con regalos de despedidas. Los jugadores de los equipos contrarios rutinariamente esperan por él cerca de la caja de bateo para decirle que lo idolatraban y pedirle un bate o una pelota firmada. Y Pujols rutinariamente tiene una cantidad de artículos de colección o pelotas alrededor de su casillero, esperando por su firma para que otros jugadores de Grandes Ligas puedan llevarse un recuerdo suyo.
¿Podría todo este amor y respeto hacer que Pujols cambie de opinión y vuelva para otro año más? ¿Podría la búsqueda del jonrón 700 hacer que se uniforme nuevamente? ¿Cómo sería eso posible, dijo, cuando él no tiene los 700 necesariamente como una meta?
“Es algo que está en la parte de atrás de mi mente, porque no pienso en eso”, dijo con una risa. “Si sucede, sucede, pero yo estoy bendecido con la carrera que tengo y si Dios me tiene eso preparado, estaré todavía más bendecido. Y si no se logra, creo que todo el mundo estaría de acuerdo en que he tenido una carrera increíble”.
Ese camino terminará cuando Pujols diga, y no es probable que se vaya a dejar convencer por sentimientos ni números grandes y redondos en el libro de récords. Con la forma en la que se ha recuperado tras su mal inicio y ha convertido esos susurros en ovaciones, ya ha asegurado que su última campaña en los Cardenales sea recordada como un éxito. ¿Es posible que queden más cuadrangulares guardados en ese bate mágico suyo? Seguro que sí, pero Pujols se ha ganado el derecho de tomar sus decisiones.
Si quiere colgar los spikes tras esta temporada, así será.
Los fanáticos de los Cardenales y del béisbol en general – algunos de los cuales dudaron de él al principio de este año y ahora lo están aplaudiendo – no deberían estar tristes de que este último año de Pujols esté llegando a su fin. Deberían estar honrados de poder ser testigos de este viaje.