Israel admitió que durante sus recientes ataques masivos en territorio iraní se buscó asesinar al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jameneí, aunque nunca se presentó la oportunidad para concretar la operación.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, declaró que «si hubiera estado en nuestra mira, lo habríamos eliminado», pero que «no había ninguna oportunidad operativa» para hacerlo, sin brindar más detalles sobre la misión.
Cuando se le preguntó si Israel buscaba aprobación de Estados Unidos para llevar a cabo el asesinato, Katz respondió de manera desafiante que «no necesitamos permiso para estas cosas».
En paralelo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró que eliminar a Jameneí no escalaría el conflicto, sino que podría ponerle fin.
El expresidente de EE.UU., Donald Trump, también afirmó que Estados Unidos conoce el paradero del líder iraní y que es «un blanco fácil».
Por su parte, Alí Jameneí respondió afirmando que, pese a las acciones de Israel, «el régimen sionista ha quedado prácticamente derrotado y aplastado» por la República Islámica.