Un dramático incidente sacudió la tranquilidad de la iglesia Jesus’ Dwelling Place en North Braddock, Pensilvania, cuando Bernard Polite, de 26 años, intentó dispararle al pastor Glenn Germany en pleno sermón el pasado domingo 5 de mayo poco después de la 1 p.m. La rápida intervención de un diácono evitó que la situación escalara a una tragedia, en un hecho que ha dejado en evidencia las problemáticas en torno a la salud mental y la seguridad en lugares de culto.
La policía estatal de Pensilvania acusó a Bernard Polite, residente de Braddock, de múltiples delitos, incluyendo asalto agravado e intento de homicidio, después de que irrumpiera en el templo con la intención de atacar al pastor Germany. “Agradezco a Dios porque solo él detuvo y trabó esta arma”, expresó el pastor después del fallido atentado, atribuyendo a un milagroso el mal funcionamiento del arma que impidió que se disparara.
“Este tipo solo estaba lidiando con espíritus”, comentó Germany tras hablar con Polite, quien había sido detenido y llevado bajo custodia de la policía. Durante el intercambio, Polite se sinceró sobre las voces en su mente, sugiriendo una batalla con una enfermedad mental. “Dijo que ‘esquivé un taco’ hoy, y supongo que eso es jerga para decir que esquivé una bala”, relató Germany, al programa ‘Good Morning America’ del canal ABC.
En una confesión realizada a Trooper Adam J. Sikorski de la Policía Estatal de Pensilvania, Polite entregó motivos desconcertantes detrás de sus acciones. Alegó haber escuchado música procedente de la iglesia, lo que lo incitó a entrar y atentar contra la vida del pastor, con el objetivo de ser encarcelado y “aclarar su mente”, según se recoge en la denuncia penal.
El intento de ataque no solo puso de manifiesto el peligro inminente que vivieron los presentes, sino también el impacto emocional sobre ellos, especialmente para el pastor, quien tuvo que guardar la compostura frente a su hija de 14 años, presente entre los fieles. “Verla desmoronarse, eso es lo más difícil para mí de digerir”, admitió Germany.
La valentía se manifestó en la figura del diácono Clarence McCallister, quien no dudó en lanzarse sobre el agresor para neutralizar la amenaza. “Hay algo que hay que hacer y yo me puse manos a la obra”, recordó McCallister. “Es un héroe”, dijo el pastor Germany sobre McCallister.