La situación migratoria en la selva del Darién entre Panamá y Colombia es una crisis compleja y desafiante. Panamá ha expresado su preocupación por la falta de ayuda y colaboración por parte de la comunidad internacional para enfrentar este creciente flujo de migrantes que atraviesan esta peligrosa frontera natural.
Las autoridades panameñas han solicitado ayuda en temas como la alimentación de los migrantes, la entrega de potabilizadoras en las áreas de acogida, la construcción de acueductos y la atención sanitaria para las comunidades de acogida que se ven afectadas por el aumento de la migración.
Sin embargo, según la directora del Servicio Nacional de Migración de Panamá, Samira Gozaine, la ayuda recibida no es la que han solicitado y necesitan. Esto ha generado un sentimiento de estar «solos» frente a la crisis migratoria.
Además, Panamá ha acusado a Colombia de no querer colaborar en la situación, al negarse a «cerrar» o «minimizar» el tránsito por la peligrosa selva del Darién, lo que ha llevado a un aumento en la inseguridad y vulnerabilidad de los migrantes que cruzan esta frontera.
El flujo de migrantes por el Darién ha alcanzado cifras récord este año, superando el total de todo el año 2022. El cruce por esta selva es utilizado por migrantes que se dirigen a Norteamérica en busca de mejores condiciones de vida.
Es importante que la comunidad internacional preste atención a esta crisis migratoria y brinde el apoyo necesario a Panamá para gestionar la situación de manera humanitaria y efectiva. La colaboración entre países es fundamental para abordar los desafíos que conlleva el fenómeno migratorio.