Jeremy Corbyn, hermano del exlíder del Partido Laborista del Reino Unido, Jeremy Corbyn, entró hace unos días en una tienda automatizada en el barrio de Greenwich, en Londres. Compró unas fresas y a continuación intentó algo insólito en esa tienda: intentó pagar en efectivo. El personal protestó: aquí solo se paga con tarjeta, dijeron. A él le dio igual. «Voy a comprar unas fresas, y voy a pagar con la cantidad exacta de dinero. ¿Queréis llamar a la policía? Llamad a la policía», retó. Corbyn, aplaudido a la salida por otros compradores, dijo entonces que «he pagado con dinero legal en este sitio distópico». Su acto es simbólico. Uno que apunta a un futuro en el que pagar en efectivo podría ser casi imposible. Y ahí entra Austria.
Cada vez más pagos con tarjeta (pero el efectivo resiste). Aunque el mundo parece haberse empeñado en complicar los pagos en efectivo, el Banco Central Europeo publicó un informe en diciembre de 2022 en el que defendía la relevancia del dinero en efectivo. Según esos datos, sigue siendo el método de pago dominante en la UE. El Banco de España publicó otro informe en enero de 2023 en el que indicaba que aunque la adopción de Bizum está creciendo (el 44% de la población lo usa), el 64% de los españoles utiliza diariamente el efectivo. El 99% lo hace alguna vez a lo largo de todo el año. El efectivo, por tanto, resiste con fuerza al menos en nuestro país.
Austria no quiere renunciar al dinero contante y sonante. Karl Nehamer, canciller austriaco, anunció recientemente sus planes para modificar la constitución e incluir en ella el derecho a pagar en efectivo. La proposición de enmienda llega tras las críticas del Partido de la Libertad de Austria, un grupo de ultraderecha que acusó al gobierno de conspirar para prohibir el efectivo como medio para monitorizar y espiar a los ciudadanos.
Billetes (y monedas) protegidas por la constitución. En su mensaje en alemán Nehamer explicaba que «solo en Austria se retiran cada año 47 mil millones de euros de los cajeros automáticos y, en promedio, cada austriaco lleva 102 euros en efectivo. El efectivo juega un papel importante en nuestra vida cotidiana. Y es por eso que yo, como Canciller Federal de esta república, me comprometo a garantizar que el efectivo esté constitucionalmente protegido como medio de pago».
Tu tarjeta te espía. Según la American Civil Liberties Union (ACLU), las grandes empresas que emiten tarjetas de débito y crédito (Visa, American Express y Mastercard) llevan tiempo recolectando y vendiendo datos de transacciones personales a empresas de publicidad y han convertido ese tipo de operativa en parte fundamental de sus negocios. Aunque teóricamente esos datos se anonimizan, la «tokenización» permite relacionar esos datos con el fichero individual de cualquier cliente de un banco e identificarle.
El efectivo, arrinconado. Lo cierto es que el ataque contra el efectivo está siendo enorme desde hace años en diversos países del mundo. En Europa, Italia ya subvencionó los pagos con tarjeta en 2019 para impulsar ese método de pago y en España el número de cajeros automáticos ya está en niveles de 2002 y los que existen están adaptándose para que podamos sacar dinero con el móvil gracias a la tecnología NFC. Luego pasan cosas, claro: Suecia, que quiso convertirse en el primer país sin efectivo , intentó meses después aumentar el dinero en circulación aunque ese reto sigue ahí.
Esquivando el futuro digital. La iniciativa austriaca es singular, sobre todo cuando la mayoría de gobiernos del mundo intentan desde hace tiempo crear «sus propios bitcoins». Europa lo está haciendo con el euro digital, EEUU anda en las mismas con el dólar y China parece tener su proyecto de yuan digital especialmente avanzado. Estas criptomonedas emitidas por gobiernos y bancos centrales son la teórica alternativa que defenderán los países, que pretenden con ellas reducir el fraude y, de paso, saber qué hace cada uno de sus ciudadanos con su dinero. Id diciendo adiós al anonimato.