A medida que vamos sumando décadas, es importante dejar atrás malos hábitos e interiorizar otros mucho más positivos y benignos para nuestro cuerpo y mente a largo plazo
Tengas la edad que tengas, siempre es importante apostar por un estilo de vida saludable basado, principalmente, en una dieta equilibrada y una rutina de ejercicio regular. Sobre todo, a medida que vas sumando primaveras, ya que es inevitable que el cuerpo se resienta y empieces a notar cómo ciertas funciones que antes hacías sin esfuerzo ahora resultan un poco más complicadas.
Una de las fronteras de edad más notorias en cuanto a disminución de la capacidad física es la de los cincuenta años. Una vez pasas esta marca, es especialmente recomendable adoptar unas costumbres saludables con el compromiso serio de afrontarlas para el resto de tu vida. Adoptar ciertas conductas que tampoco son tan complejas es clave para aumentar la longevidad y evitar posibles enfermedades que lastrarán nuestra calidad de vida en el futuro. Aquí van algunos de estos buenos hábitos para desarrollar de ahora en adelante, recopilados por la revista Best LIfe
Cíñete a un plan de ejercicio fijo
Es de vital importancia interiorizar una serie de hábitos relacionados con el ejercicio físico para notar menos el paso (y peso) de los años. En este sentido, no hace falta que te mates en el gimnasio como si tuvieras 30 años. Basta con realizar algún tipo de esfuerzo físico de manera continuada, sea subir escaleras en vez de optar por el ascensor o salir a caminar varios días a la semana.
Una marcha constante repercute en una menor incidencia de enfermedades cardíacas, así como menos posibilidades de desarrollar algún tipo de cáncer problemas de movilidad u obesidad. También es positivo alternar el cardio con el levantamiento de pesas, ya que «puede prevenir caídas, a la par que aumentar la masa muscular y mejorar la fuerza», como asegura Ryan Glatt, entrenador personal.
Y también ejercita el cerebro
No solo hay que poner a prueba nuestras capacidades físicas, también las mentales. «Participar en actividades con una exigencia física y cognitiva puede conducir a mejoras en la salud cerebral o en la gestiòn del estres, recalca Glatt. A este respecto, debes interiorizar actividades que te gusten y que conlleven cierto nivel de exigencia mental, desde realizar crucigramas o juegos que estimulen el pensamiento hasta socializar con tus personas de confianza.
Adopta buenas posturas
Uno de los efectos más comunes del envejecimiento son los dolores y molestias físicos, especialmente en zonas como la espalda, las piernas o la cadera. «El dolor de espalda puede ser causado por una mala postura y unos músculos abdominales débiles», asegura Neel Anand, profesor de cirugía ortopédica. «Estas son las áreas específicas en las que te debes enfocar y que tienes que fortalecer para aliviar las molestias de ahora y del futuro. Corregir tu postura puede parecerte extraño al principio porque es una posición a la que no estás acostumbrado». Sin embargo, con el tiempo irás familiarizándote con ella.
Calienta antes del ejercicio
Esto es de vital importancia, tanto para deportistas jóvenes como para mayores, sobre todo si quieres evitar lesiones innecesarias. «Tomarse unos minutos para calentar antes de realizar actividad física ayuda a que la sangre fluya y avisa a los músculos y articulaciones de que están a punto de empezar a trabajar», añade Bert Mandelbuam, especialista en medicina deportiva. Este recomienda calentar cinco minutos con un ejercicio de baja intensidad (como saltar a la cuerda o caminar a paso ligero) antes de comenzar el entrenamiento.
Prioriza un buen descanso
Dormir bien y un número de horas suficiente es uno de los indicadores de salud más importantes que hay. Además de evitar enfermedades crónicas (como la diabetes, el cáncer o la depresión), obtener una dosis apropiada de descanso te ayuda a mantener el ánimo alto durante toda la jornada. «Los neurólogos deportivos, los expertos en sueño, los entrenadores atléticos y los expertos en fuerza siempre te dirán que los mejores y más consistentes jugadores de cualquier deporte tienden a ser los que mejor duermen», señala Wernon Williams, neurólogo deportivo.
Deja de fumar
Si todavía no has dejado atrás este hàbito tan perjudicial para la salud, ya va siendo hora de hacerlo. No hay ninguna excusa para no hacerlo con toda la cantidad de información comprobada sobre los graves perjuicios para la salud que tiene el tabaco. No solo lo agradecerán tus pulmones, sino tus riñones y vejiga, los sistemas de filtración del cuerpo humano, los cuales también tienen que eliminar las toxinas del tabaco. Fumar provoca cáncer, por lo que si todavía no lo has dejado, ya es hora de que lo pienses muy seriamente.
Controla tu presión arterial
Revisa tus niveles de presión arterial de manera frecuente para estar al tanto de tu salud cardíaca. Al mismo tiempo, evita ingerir productos ricos en grasas saturadas y haz un mínimo de ejercicio físico para evitar que suba más de lo necesario.
Acude a revisiones oncológicas
En hombres, el cáncer más común cuando pasas los 50 es el de pulmón o de colon. Y, en las mujeres, el de mama. Por ello, acude a revisiones de manera periódica para descartar cualquier incidencia preocupante que pueda poner en peligro tu salud a corto y largo plazo. Y, del mismo modo, cuida la dieta y elimina los factores del riesgo que ya hemos mencionado.
Medita
«Tomar algunas respiraciones profundas y conscientes también implica detenerse un momento para apreciar la vida, iniciando una cascada de eventos muy positiva en nuestro cuerpo y mente», asegura Ahskan Farhadi, médico estadounidense. «Esta simple práctica puede desbloquear el poder de la meditación y ayudar a controlar el estrés mientras inicias una respuesta de relajación en tu cuerpo: ralentiza el ritmo cardíaco, relaja los vasos sanguíneos para disminuir la presiòn arterial estimula las defensas, reduce el azúcar en sangre y mejora el estado de ánimo». El Confidencial