La población iraní sigue haciendo frente a la brutal represión de las fuerzas de seguridad del régimen. En la víspera de un nuevo aniversario de la muerte del poderoso general Qassem Soleimani, que se celebro este martes, en las últimas horas los iraníes volvieron a movilizarse en diferentes partes del país, como lo vienen haciendo desde el pasado mes de septiembre tras la muerte de la joven Mahsa Amini a manos de la policía moral de la República Islámica.
En imágenes divulgadas por los manifestantes se puede observar una pancarta de Soleimani quemándose, mientras los autos transitan lentamente tocando bocinas.
“Al ver las imágenes de las pancartas de Soleimani siendo quemadas por valientes revolucionarios de Irán me acuerdo de dos mitos propagados por el régimen y algunos medios de comunicación occidentales: que Soleimani era ‘casi universalmente admirado’ y que la Tercera Guerra Mundial corría el riesgo de estallar tras su muerte. Ambos falsos”, expresó en sus redes sociales Jason Brodsky, director de política de la ONG “Unidos contra un Irán Nuclear”.
La misma imagen se vio en Teherán, donde una persona captó con su teléfono el momento en que ardía una gigantografía del fallecido jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC, por sus siglas en inglés), también en una ruta del país persa.
Por su parte, la organización Human Rights Activists in Iran compartió un video de la protesta que se desarrolló este lunes, en Mahabad, donde “la gente se reunió y protestó contra el régimen en el lugar de entierro de Shamal Khadiripour”, en el 40º día de su asesinato a manos de las fuerzas de seguridad por su participación en las manifestaciones civiles.
Desde mediados de septiembre se han producido manifestaciones en todo el país contra la cúpula clerical, tras la muerte en prisión de la joven kurda iraní Mahsa Amini, de 22 años, detenida por llevar un “atuendo inapropiado” según el estricto código de vestimenta islámico para las mujeres.
Las protestas arreciaron en las últimas semanas luego de que la justicia iraní aplicara la pena de muerte contra algunos manifestantes. Este miércoles Mizan Online, agencia del poder judicial, confirmó la condena a muerte de otro joven implicado en las protestas.
“La condena a muerte de Mohammad Boroghani fue confirmada el 6 de diciembre por el Tribunal Supremo”, declaró Mizan Online.
Boroghani fue procesado por ser “moharebeh” (“enemigo de Dios” en persa), un cargo punible con la muerte, y su juicio había comenzado el 29 de octubre.
Según Mizan Online, había “herido con un cuchillo a un guardia de seguridad con intención de matarlo”, “sembrado el terror entre los ciudadanos” e “incendiado la sede de la gobernación en la ciudad de Pakdasht”, al sureste de Teherán.
La condena a muerte de un segundo acusado, Mohammad Ghobadlou, fue confirmada el 24 de diciembre.
Estos dos acusados ya no tienen recurso y pueden ser ejecutados en cualquier momento.
Según diferentes ONG, en los más de tres meses de protestas han muerto más de 450 personas y al menos 2.000 han sido acusadas de diversos delitos por su participación en las movilizaciones, de las que dos fueron ejecutadas este mes de diciembre.
La semana pasada un grupo de derechos humanos denunció que al menos 100 manifestantes que se encuentran detenidos se enfrentan a posibles condenas a muerte.
Por su parte, este lunes el presidente del Tribunal Supremo de Irán, Gholam Hosein Mohseni Ejei, informó que 3.000 presos serán liberados en los próximos días en virtud del aniversario de la muerte de Soleimani.
El máximo representante judicial de Irán también ha señalado que las condenas a muerte de 16 reos serán reducidas. Esta decisión se ha tomado, según Mohseni Ejei, en conmemoración de Soleimani, quien realizó numerosos esfuerzos para ayudar a los necesitados, según la agencia de noticias estatal IRNA.
Soleimani murió en un ataque con drones -que llevó al Parlamento de Irak a exigir la salida de las tropas internacionales del país- perpetrado por Estados Unidos en enero de 2020, entre las que figuró también Abu Mahdi al Muhandis, entonces ‘número dos’ de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP) -una coalición de milicias progubernamentales iraquíes apoyadas por Irán-.
Soleimani era jefe de la Guardia Revolucionaria Islámica, considerada como una organización terrorista por Estados Unidos, y comandante de las Fuerzas Al Quds, el cuerpo de élite del régimen iraní que opera en el exterior.