Las redes sociales han cambiado notablemente nuestro mundo. Pero algunos de los fenómenos que experimentamos con ellas las preceden. Al fin y al cabo las redes sociales digitales no hacen más que replicar (y exacerbar) las redes sociales interpersonales. Un ejemplo de esto es esa sensación con la que a menudo nos encontramos al ver que nuestros amigos parecen ser más populares que nosotros.
Y es que lo son. Pero ya lo eran antes de la llegada de Facebook. Incluso antes de la llegada del MSN Messenger. O al menos lo son… en promedio. Quien se fijó primero en este hecho y fue capaz de transformarlo en un teorema estructurado fue el sociólogo Scott L.Feld.
Feld publicó su trabajo “Por qué tus amigos tienen más amigos que tú” en la revista American Journal of Sociology en 1991. El motivo es una propiedad de las redes en general. Cuando hablamos de redes hablamos de estructuras formadas por nodos y las conexiones entre ellos. En este caso los nodos serían las personas y las relaciones de amistad entre una y otra, las conexiones entre estas.
En una red social no todos los nodos cuentan con el mismo número de conexiones. Habrá gente con muchos amigos y otros con menos. La distribución del número de amigos es tal que habrá unas pocas personas con muchos amigos y otras muchas con menos amigos. Como las personas con muchos amigos tienen… muchos amigos, la probabilidad de que una persona aleatoria esté vinculada a estos nodos centrales es alta.
Feld ilustró este fenómeno con un grupo de personas, algunas amigas entre sí, otras no. Alice, Betty, Carol, Dale, Jane, Pam, Sue y Tina conformaban la red social que el sociólogo puso como ejemplo. Las líneas entre cada una de las personas representan relaciones de amistad.
Podemos ver en el cuadro el número de amistades de cada individuo, el número de relaciones que tiene cada nodo (N). Así es posible ver que Alice y Sue son muy populares, cuatro amigos cada una, mientras que Betty y Tina son más “periféricas” en este grupo, amigas solo una persona cada una.
La siguiente cifra que nos interesa es el número de amigos que tienen nuestros amigos. A la derecha del cuadro podemos ver los amigos de cada uno de los miembros del grupo, seguidos de su respectivo número de amigos. Si calculamos la media de amigos de los amigos obtenemos esta otra cifra (la he llamado N’).
¿Qué ocurre? Que para cinco de las ocho personas del ejemplo el número N’ es mayor que el N. Una de las personas, Carol, tiene el mismo número de amigos que el promedio de sus amigos. Y finalmente dos, Alice y Sue, tienen más amigos que sus amigos.
El de Feld es un ejemplo más de un fenómeno propio de las redes, y su importancia radica más allá de lo meramente curioso. El motivo es que muchos fenómenos que observamos en la naturaleza tienen estructura de red. Internet es tan solo un ejemplo. La ciencia de redes afecta a muchos campos más allá de la comunicación, la informática y la sociología, como medicina, economía o la ingeniería.
Un ejemplo lo pone la matemática y divulgadora Clara Grima y está relacionado con la epidemia de gripe H1N1 de 2009. Un equipo de investigadores de Harvard trató de hacer un seguimiento de la enfermedad en la Universidad. Tomaron un grupo aleatorio de estudiantes, pero en lugar de repartirlos aleatoriamente, les pidieron que escogieran ellos a otro grupo de personas.
Gracias a este fenómeno, este segundo grupo debería ser más “central” en la Universidad, es decir, el segundo grupo debería tener más amigos y más contactos que el primero. Los investigadores comprobaron el efecto de la paradoja: los miembros del segundo grupo enfermaron en promedio mucho antes que los miembros del primer grupo.
La paradoja también puede servirnos para entender otro factor clave de nuestra salud: los sentimientos de aislamiento y soledad. La idea de que las redes sociales han multiplicado la sensación de aislamiento pese a estar más conectados podría explicarse, al menos en parte, por la sensación de que nuestro círculo de amistades es más limitado que el del de los que nos rodea. No es que estemos solos, es simplemente lo (estadísticamente) natural.
Lo de que tener muchos amigos no es tan importante como tener buenos amigos puede parecer una frase hecha, pero también hay una base científica para entender que tener más amigos no implica necesariamente tener mejores amigos.
De nuevo aquí existe un fenómeno observado por los sociólogos, y está relacionado con el denominado número de Dunbar. La idea tras esta cifra es que la capacidad y tiempo que podemos destinar a mantener contactos son factores limitados.
Es por eso que, pese a que el número de contactos en redes sociales pueda ascender a miles, el número de personas con el que mantenemos contacto regular es más reducido. ¿Cuánto más reducido? Depende del nivel de cercanía. Algunos sociólogos se imaginan nuestros contactos como una serie de círculos concéntricos.
En el más cercano, media decena de personas muy decanas, en el siguiente unos 15 amigos cercanos, y así sucesivamente. El número de Dunbar haría relación a las personas (unas 150) dentro del círculo de aquellos con los que podemos mantener contacto regular. Estos números son poco más que arbitrarios, pero nos permiten hacernos una idea de que a veces no todo de cuestión de contar amigos.