Ni sadismo, ni falta de empatía: por qué nos reímos cuando alguien se cae al suelo o comete una torpeza

¿Quién de nosotros no se ha reído alguna vez a carcajadas cuando un amigo tropieza en la acera, se da un golpe en la cabeza al levantarse o pierde un escalón en las escaleras?

La torpeza, la pérdida de equilibrio, las caídas… son el material de las aventuras de Charlie Chaplin, de actuaciones burlescas con cáscaras de plátano y de los niños que se caen y la gente que «se atasca» en los programas de videos caseros.

Nos reímos a carcajadas, a menudo sin control, mientras vemos estas escenas.